CAPÍTULO IV
Estoy harta, ya no puedo más. Me han sacado de mi escuela de Ballet, ahora si que perderé la cordura. Creo que me estoy volviendo loca; ni siquiera he hecho nada para que mi madre se moleste conmigo y convensa a mi papá de que el dinero invertido en mis estudios y en el Ballet no aportan nada a la familia; lo contrario, solo hacen que nos enpobrezcamos a medida que transcurren los días, por ello ya no bailaré más. Odio este hecho tan atroz. Si alguno de ellos tuviera una pasión como la tengo yo por el la danza seguramente no me arrebatarian lo único que tengo de esta forma tan repentina y estúpida.
Por otro lado debo admitir que mi popularidad ha aumentado, ¿quién lo diría? Le caigo bien a una gran cantidad de personas, sin embargo hay una masa de chicas que no me soporta, y yo a ellas por igual.
Eran las siete de la noche; me encerré en mi cuarto para terminar mis tareas mientras escuchaba música en mis audífonos, pero los pensamientos negativos y tristes no dejaban de acumularse en mi cabeza. A veces, quiero decir, muchas son las veces en las que desearía no haber nacido, o tener otra vida donde todo sea un poco más fácil y distinto. Me odio por todos y cada uno de mis defectos tango físicos como emocionales. El amor propio que tenía ya lo perdí hace poco, no debo culparme por ello... en mi escuela hay muchas chicas hermosas de pie a cabeza, con cabello largo, lacio y brillante. Mientras yo: tengo ojos marrones y felinos, labios no muy grandes, rostro no lo suficientemente delgado y simétrico, pelo rizado que no es muy largo y un cuerpo indeseable. No comprendo como hay chicas que me hacen saber que desearían tener un cuerpo como el mío; realmente no es el más bello de todos, ni siquiera los bikinis me quedan bien, nada en realidad.
Me quedé de pie junto a mi espejo: verme me duele, y mucho. A pesar de todo me gusta mucho hacer ejercicio. Últimamente lo he dejado porque ya no siento las ganas inmensas y el entusiasmo que tenía antes; y ahora que me arrebataron el ballet, ¿cómo podría yo tener entusiasmo para algo? Rompí en llanto y me tumbe en mi cama. El dolor que había en mi alma por no poder practicar aquel deporte que amo con locura solo aumentaba a medida que transcurían los días. Quizás mis padres pensaron que de esa forma me olvidaría de la danza, pero eso es una grave equivocación: el Ballet es mi vida y mi pasión, mi razón de respirar y la causa de mi euforia, mi sueño y mi meta, lo que soy y lo que me conforta. Ojalá algún día ellos puedan entender eso, aunque lo dudo mucho.
Un mensaje de Didier me alegro la noche: París lleva 6 horas por delante que República Dominicana, lo que quiere decir que en dicha ciudad son las una de la madrugada, si no me equivoco.
Didier
Oye
Vemos juntos el partido de Psg?De acuerdo 😂
Como exactamente?Enciende tu pantalla y yo la mía 😂😂
Lo más lógico haha
Me sequé las lágrimas y comencé a buscar mi portátil por la pequeña habitación como una loca; olvidé que hoy hay un partidos de la UEFA, París contra Milán. Será un gran partido, eso es seguro. Entonces recordé que dejé mi laptop en mi armario, la tomé de allí y la encendí al instante. Apagué las luces y guarde en mi mochila las cosas de la escuela.
Puedo llamarte ahora?
Será como si estuvieramos juntos
Creo hahahaDe acuerdo 😉
-¿lista para ver un partido épico, mademoiselle? -preguntó justo dos segundos después que descolgué su llamada.
-¡tanto como tu, monsieur!-reí.
A medida que transcurrió el partido, hacíamos comentarios sobre ambos equipos, así mismo como de los jugadores y demás. (Por cierto no estaban en Francia ninguno de los equipos). Didier me hizo olvidarme por más de una hora de todas y cada una de mis preocupaciones; ya no me sentía triste, todo lo contrario: reíamos juntos sin parar. Aquel momento es uno por los cuáles creo que seguir adelante y no renunciar a la vida es una buena opción.
Ganamos 5 a 0, grité de emoción ante el primer gol, Didier soltó una gran carcajada ante mi reacción, pero en el tercer gol también me acompaño col gritos de emoción y risas interminables. No sé cómo es eso de que nos hemos vuelto un poco cercanos, aún no entiendo que somos, pero hablamos todos los días y la verdad eso no me desagrada.
A veces pienso que soy infeliz pero trato de engañarme suprimiendo mi dolor, mis tristezas y mis penas. Quizás al sonreír y fingir que todo está bien cuando en realidad no lo está es una de las formas en que lo hago. Pero, ¿estará bien aquello?... ¿soy infeliz pero suprimo mi dolor para no saberlo? Porque yo no sé si lo que poseo en mi vida se puede llamar felicidad plena, en verdad no lo sé. La tristeza de ser alguien innecesaria e inútil me consume cada noche, cada vez que no siento a Didier conmigo; a veces puedo verlo junto a mí, como si no nos separaran miles y miles de kilómetros. Espero com ansias que algún día podamos vernos, que podamos abrazarnos y hacernos compañía mutua. Qué en su presencia mis penas no existan, que no existan los pensamientos ni emociones negativas a su lado. Qué aunque no tengo en claro que es lo que somos, podamos hacer que perdure hasta un largo periodo de tiempo, ya que en tan poco tiempo se ha convertido en mi única compañía y la única persona que me saca se este universo con solo una palabra.
Quizás eso que veo en su mirada pero no puedo descifrar es falta de amor, falta de ese cariño que todos deseamos pero no todos sabemos repartir. Me incluyo en ello: jamás he amado y quizás aún no sepa como hacerlo. Le ruego a Dios que si ÉL es el indicado, me ayude a quererle de esa forma tan bonita como estoy segura de que se merece. No estoy segura de si es el correcto, no estoy segura si debo abrir mi corazón y arriesgarme a querer de nuevo. Mientras tanto, en medio de mi dolor seguiré sonriendo.
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101 Rosas
Romance-rosas-dijo él-, rosas rojas, rosas tan puras como la sangre misma que yace en tu tan moldeado y perfecto cuerpo, amada mía. Quizás no soy Romeo, pero por ti cualquier cosa yo haría. -querido-caminé hasta la ventana-, si supieras todo el daño que m...