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El sol brillaba alto en el cielo mientras Satoru caminaba hacia el instituto, su expresión enojada reflejaba su frustración. El director los había amenazado con hacer actividades escolares en equipo, y lo que Satoru deseaba más que nada era que Suguru faltara. Cada paso que daba estaba lleno de resentimiento.
¿Que mal que yo hice? Se preguntaba Satoru asimismo.
Mientras tanto, en la casa de Suguru, el ambiente era bastante diferente. El joven se encontraba tranquilamente desayunando, ajeno a la tormenta que se estaba gestando en la mente de Satoru. Su hermana lo miraba con incredulidad mientras él devoraba su comida.
— ¿Qué te pasa, enana? ¿Por qué me miras tanto? Sé que soy guapo —preguntó Suguru con una sonrisa burlona.
Su hermana negó con la cabeza. —Eres un tonto. Fíjate la hora, ya deberías haber llegado al instituto.
Suguru casi se atraganta con su comida cuando vio la hora en su teléfono. Tenía menos de diez minutos para llegar a tiempo. Dejó su desayuno a medias, subió a toda prisa a su habitación, agarró su mochila y un abrigo, y salió de su casa corriendo como un torbellino, gritando un rápido adiós a su hermana.
Mientras tanto, en el instituto, Satoru estaba disfrutando de su mañana. Estaba hablando animadamente con su amigo Yuji mientras trabajaban en la tarea de clase. La ausencia de Suguru lo hacía sentirse libre y feliz. La clase avanzaba sin problemas hasta que, de repente, la puerta se abrió de golpe.
Satoru dejó caer su lápiz al ver a Suguru entrar corriendo, despeinado y agitado. La sonrisa de Satoru se desvaneció al instante. La maestra lo miró con seriedad mientras uno de los alumnos llegaba tarde, pero Satoru vio una oportunidad.
—No lo dejes entrar, profesora. Debería mandarlo a dirección a buscar un reporte y que se vaya —dijo Satoru con malicia, mirando a Suguru con ojos triunfantes. Suguru comenzó a suplicarle a la profesora que no lo hiciera, pero Satoru ya había lanzado su propuesta.
La profesora chasqueó la lengua y tomó una decisión. —Bien, Geto, entra, pero deberás quedarte horas extra para limpiar el gimnasio como castigo por llegar tarde.
Suguru asintió obedientemente, aunque no pudo evitar mirar a Satoru con una mezcla de frustración y desafío. Satoru le sacó la lengua infantilmente y regresó a su conversación con Yuji como si nada hubiera pasado.
Más tarde, después de las clases, Satoru se preparaba para irse cuando recibió una notificación del director que lo mandaba a su oficina. A regañadientes, Satoru se despidió de Itadori y se dirigió hacia la dirección, sin saber lo que le esperaba.
El director le explicó que, debido al castigo de Suguru, Satoru también debía ayudarlo. Satoru protestó enérgicamente, pero no tuvo más opción que cumplir con la orden. Iba a ser una tarde muy larga, y ninguno de los dos lo sabía, pero este sería recién el comienzo de una serie de eventos caóticos cambiarían sus vidas para siempre.
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Satoru, con una expresión de fastidio, llegó al gimnasio donde se suponía que debía unirse a Suguru para limpiar como castigo. Pero en lugar de encontrar a Suguru trabajando diligentemente, lo vio jugando al baloncesto en solitario. Satoru se acercó sigilosamente por detrás y le arrebató la pelota, lanzándola al canasto de anotaciones con destreza.
—Así que el director se acordó de que todo lo deberíamos hacer juntos —dijo Suguru, con una sonrisa burlona al ver a Satoru.
Satoru murmuró con enojo —Idiota. Si no fuera por ti, ya estaría en mi casa tranquilo.
Suguru desafió a Satoru, su espíritu competitivo en pleno auge. —Entonces, ¿por qué no jugamos? Apostemos. El que pierda limpia el gimnasio, y el ganador solo mira.
Satoru lo miró, titubeando por un momento, pero finalmente aceptó el desafío. —Está bien, te mostraré de qué estoy hecho.
Los dos comenzaron a jugar con intensidad. Fue un partido reñido, y al final, empataron. La única forma de desempatar era a través de los tiros libres.
—Penales, ¿estás listo? —preguntó Suguru, sonriendo.
—Listo —respondió Satoru con determinación.
Ambos anotaron sus primeros tiros libres. Pero cuando llegó el turno de Satoru, la presión lo hizo fallar. Suguru tenía la oportunidad de ganar. Concentró toda su atención y lanzó la pelota, que atravesó el aro con precisión.
Satoru estaba furioso mientras Suguru celebraba su victoria. Comenzó a limpiar el gimnasio con rabia mientras profería insultos en dirección a Suguru.
—¡Esto es injusto! ¡Debería haber ganado! Eres un tramposo, Suguru.
Suguru, disfrutando de la situación, se sentó en un banco y observó a Satoru con diversión. —Oh, Gojo, siempre has sido un perdedor.
Satoru estaba en una escalera limpiando el tablero en lo alto, y Suguru se acercó fingiendo preocupación. —Oye, Satoru, creo que te quedó una mancha ahí arriba.
Satoru, distraído por las palabras de Suguru, hizo un mal movimiento y la escalera comenzó a tambalearse peligrosamente. Cerró los ojos esperando el impacto con el suelo, pero ese golpe nunca llegó.
Cuando Satoru abrió los ojos, se encontró en los fuertes brazos de Suguru, quien lo había atrapado justo a tiempo. Sus miradas se cruzaron, y un sentimiento inexplicable los invadió en ese momento. Satoru se sonrojó intensamente y se bajó apresuradamente de los brazos de Suguru, balbuceando que ya había terminado de limpiar.
Suguru se quedó allí de pie, mirando a Satoru alejarse. Su corazón latía desenfrenadamente.
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❝𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃❞ ━━━ 𝘚𝘢𝘵𝘰𝘚𝘶𝘨𝘶
Fanfic>🏀<﹐A los ojos de los estudiantes y maestros, Gojo y Suguru eran rivales. Lo que no sabían era que detrás de esa supuesta rivalidad, los dos estaban totalmente enamorados el uno del otro. :: ┊Gojo; Bottom | Suguru; Top ┊ Géne...