Recuerdos de un posible amor

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—¿Y qué te hizo tomar la decisión de volver a Costa Rica?

Esa noche, en Zúrich, después de que el restaurante cerrara, Ricardo y Eduardo se quedaron en el local para despejarse un poco después del ajetreo del día, se sentaron en la cocina y tomaron dos botellas de fanta

—Ya te lo dije, quiero visitar mi patria y a mi amiga Constanza

—Nunca habías hablado de ella ¿Desde cuándo la conoces? –preguntó interesado

—La universidad, ella estuvo en unos cursos conmigo y después se salió pero seguimos en contacto

—¿Pero por qué se salió?

—No le gustó la carrera, decidió estudiar estilismo

—¿No tienes una foto de ella?

—No Eduardo, si quisieras conocerla tendrías que ir a Costa Rica

—Si fuera soltera lo haría, pero es propiedad privada

—¡Qué extraño! –ironizó Ricardo –Eduardo el colecciona-novias

—Dios mío, Ricardo, sé que fui muy noviero, pero ya estoy buscando pareja fija

—Eso mismo dijiste con aquella holandesa, estuviste seis meses con ella y luego la terminaste

—Realmente no, ella me terminó más bien

—¿Cómo? –exclamó sorprendido -Esa es una sorpresa

—Parece increíble lo sé, pero fue así

—Seguro te encontró con otra –insinuó Ricardo

—Eso jamás, puede que haya tenido muchas mujeres, pero nunca he sido infiel

—Entonces, ¿qué pasó? Dime

—Te conté que se fue a Holanda

—Sí

—Funcionó bien al principio, pero después todo se complicó y fue mi culpa, la llamaba cientos de veces y cuando contestaba le reclamaba que por qué no lo hacía antes, la celaba mucho, entonces se cansó y...

—Me dijiste que ella te había celado, no al revés Eduardo

—Me dio vergüenza admitir que me habían despreciado Ricardo, esa es la verdad

—Con razón estabas tan deprimido en esa época

—Sí, por eso fue

—Bueno, ahora que estamos en confesiones voy a contestarte una pregunta que desde hace años vienes haciendo

—¿Cuál?

—¿Por qué vine a New York a terminar mi carrera? Esta noche lo sabrás

—Sácame de esa duda, por lo que más quieras, te aseguro que no le diré a nadie

—Lo sé, y eres mi mejor amigo, bueno, fue por mi padre –y diciendo esto empezó a contar una historia que dejó a Eduardo muy sorprendido

—Wow, ya te entiendo por qué viniste yo tampoco querría estar cerca de un papá así –dijo cuando Ricardo terminó su relato

—Sí, con eso estoy lidiando, ¿lo entiendes?

—Ay amigo perdona que te haya obligado a decírmelo

—No me obligaste, yo quise hacerlo, no te sientas mal

—¿Hay posibilidades de reconciliación entre ustedes?

—No lo creo, a menos que cambie de opinión, lo que jamás hace, don Alejandro Solís es inflexible

—Es horrible que esas situaciones ocurran, yo no sé qué haría en tu lugar

—Mejor nunca lo estés, tu papá me cae muy bien

—Mi familia también te aprecia mucho

—Lo agradezco, debes pedirle a tu mamá que me prepare sus bollos de canela, los amo he tratado de hacerlos pero el sabor no me sale

—Yo también, son deliciosos, entonces me dejarás imaginar que tu restaurante es mío

—No exageres, solo será un mes, uno

—De acuerdo –dijo levantando los brazos en señal de rendición –solo pensaba en voz alta

—Sé que cuidarás Ivana's

—Cuenta con eso amigo, no lo quemaré en tu ausencia –bromeó -¿cuándo piensas irte?

—Pasado mañana

—Bueno, felices vacaciones –dijo estrechándose la mano -¿un whisky para celebrar?

—Sabes que yo no tomo, te acepto otra bebida menos alcohol

—Bueno más para mí creo –dijo dirigiéndose a una mesita -¿nunca te gustó esa amiga? Constanza

—No nunca

—¿Es fea? –dijo echando cubos de hielo a un vaso

—No lo digo por eso Eduardo, nunca la vi como mujer

—¿Alguna de sus amigas? –dijo sentándose

—Estaba centrado en mi carrera, aunque un día...

—¿Qué?

—Vi una foto en una mesa de la sala, estaba abrazada a una amiga, era muy bella

—¿La foto o la chica? –se interesó Eduardo

—La chica por supuesto

—¿Cómo se llamaba?

—Aurora, eso me dijo Constanza

—¿Cómo era?

—Realmente no me acuerdo, pero era muy hermosa

—¿Llegaste a conocerla?

—No, después fue ese conflicto con mi padre, pero pensé mucho en ella

—¿Crees que la veas ahora?

—No sé nada de ella, seguramente ni siquiera está en el país

—Yo te aconsejo que no pierdas la esperanza, pregúntale a Constanza, puedes sorprenderte –dijo dándole un sorbo a su whisky

—No voy en plan de conquista, mi plan es ir, visitar a mi amiga, estar un mes y volver

—Muchas veces nuestros planes no salen bien, tenlo en cuenta

Entre Amor y CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora