capitulo 1

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La llegada

• _Comenzó su nueva vida de pie, en medio de la fría oscuridad y del aire viciado

y polvoriento. Metal contra metal.

Un temblor sacudió el piso debajo de él. El movimiento repentino lo hizo caer

y se arrastró con las manos y los pies hacia atrás. A pesar del aire fresco, las

gotas de sudor le cubrían la frente. Su espalda golpeó contra una dura pared

metálica; se deslizó por ella hasta que llegó a la esquina del recinto. Se

hundió en el rincón y atrajo las piernas firmemente contra su cuerpo,

esperando que sus ojos se adaptaran a las tinieblas.

Con otra sacudida, el cubículo se movió bruscamente hacia arriba como si

fuera el viejo ascensor de una mina.

Ruidos discordantes de cadenas y poleas, como la maquinaria de una vieja

fábrica de acero, resonaron por todo el compartimento, rebotando en las

paredes con un chirrido apagado y férreo. El oscuro elevador se mecía de un

lado a otro durante la subida, provocándole náuseas; un olor de aceite

quemado saturó su olfato, haciéndolo sentir peor. Quería llorar, pero no tenia más que lágrimas; no le quedaba más que permanecer sentado allí, solo, esperando._

• Me llamo Jacob

_pensó.

Eso era lo único que recordaba acerca de su vida.

No podía entender lo que estaba ocurriendo. Su cerebro trabajaba

perfectamente, tratando de evaluar dónde se hallaba y cuál era su situación.

Toda la información que tenía invadió su mente: hechos e ideas, recuerdos y

detalles del mundo y su funcionamiento. Se imaginó los árboles cubiertos de

nieve, corriendo por un camino tapizado de hojas, comiendo una

hamburguesa, nadando en un lago, el reflejo pálido de la luna sobre la

pradera, el bullicio de una plaza de ciudad. Sin embargo, no sabía de dónde

venía, cómo había terminado adentro de ese sombrío montacargas ni quiénes

eran sus padres. Ni siquiera tenía idea de cuál era su apellido.

Imágenes de individuos pasaron fugazmente por su cabeza, pero no reconoció

a nadie, y sus caras fueron reemplazadas por siniestras manchas de color. No

guardaba en su memoria ningún rostro conocido ni recordaba una sola

conversación.

El elevador continuó su ascenso, balanceándose; Jacob se volvió inmune al

incesante repiqueteo de las cadenas que lo llevaban hacia arriba. Pasó un

largo rato. Los minutos se convirtieron en horas, aunque era imposible saber

con certeza el tiempo transcurrido, pues cada segundo parecía una eternidad.

No. Él era inteligente. Sus instintos le decían que había estado moviéndose

durante casi media hora._

_Con sorpresa, sintió que el miedo desaparecía volando como un enjambre de

mosquitos atrapados por el viento, y era reemplazado por una profunda

curiosidad. Quería saber dónde se encontraba y qué estaba ocurriendo.

El cubículo se detuvo con un crujido; el cambio súbito lo arrojó al duro suelo. Mientras se levantaba con dificultad, sintió que la oscilación disminuía hasta

desaparecer. Todo quedó en silencio.

Transcurrió un minuto. Dos. Miró hacia todos lados pero no vio más que

oscuridad. Tanteó las paredes otra vez en busca de una salida, pero no

encontró nada, sólo el frío metal. Lanzó un gruñido de frustración. El eco se

extendió por el aire, como un gemido de ultratumba. El sonido se apagó y

volvió el silencio. Gritó, pidió ayuda, golpeó las paredes con los puños.

Nada.

Retrocedió nuevamente hacia el rincón, cruzó los brazos y se estremeció. El

miedo había regresado. Sintió un temblor inquietante en el pecho, como si el

corazón quisiera escapar del cuerpo._

•-¡Ayuda... por favor! -

_gritó. Las palabras le desgarraron la garganta.

Un fuerte ruido metálico resonó sobre su cabeza. Respiró sobresaltado

mientras miraba hacia arriba. Una línea de luz apareció a través del techo del

ascensor y se fue expandiendo. Tras un chirrido penetrante vio un par de

puertas corredizas que se abrían con fuerza. Después de estar tanto tiempo

en las tinieblas, la luz lo encegueció. Desvió la vista y se cubrió la cara con

ambas manos._

_el joven de ojos azules, empezó a escuchar sonidos que venían de arriba, eran voces, el chico empezó a temblar de miedo, y escucho como todos empezaron a hablar sobre él.

-Miren a ese larcho.

-Parece un miertero asustado.

-Apesta ahí abajo.

-Espero hayas disfrutado el viaje de ida. Nuevito.

_el joven sintió frustración, tomándose de los brazos con algo de temor, confusión y pánico. Las voces eran extrañas, parecía que tenían eco, el joven entrecerró los ojos y aprecio siluetas que comenzaron a delinearse en cuerpos, varias personas estaban inclinadas, observándolo desde el techo, apuntando hacia el, luego como si el lente de una cámara enfocará, pudo apreciar los rostros, todos eran jóvenes adolescentes, algunos eran niños, este estaba sorprendido, una parte de su miedo se desvaneció, pero no lo suficiente para calmar sus pulsaciones, uno tiró una cuerda, Jacob al principio desconfío, pero después agarro la confianza suficiente y puso su pie en un extremo de la caja aferrándose y empezando a subir por la cuerda, muchas manos se extendieron hacia el, aferrando lo de la ropa y sacándolo a la superficie, al subir miro hacia todos lados y una avalancha de emociones lo rodeo quería vomitar,gritar y llorar, hasta que al borde de la caja negra escucho las palabras de un muchacho, este supo que nunca las olvidaría._

--un gusto conocerte, larcho_dijo el chico_ bienvenido al área

maze runner (un nuevo novato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora