La llegada
• _Comenzó su nueva vida de pie, en medio de la fría oscuridad y del aire viciado
y polvoriento. Metal contra metal.
Un temblor sacudió el piso debajo de él. El movimiento repentino lo hizo caer
y se arrastró con las manos y los pies hacia atrás. A pesar del aire fresco, las
gotas de sudor le cubrían la frente. Su espalda golpeó contra una dura pared
metálica; se deslizó por ella hasta que llegó a la esquina del recinto. Se
hundió en el rincón y atrajo las piernas firmemente contra su cuerpo,
esperando que sus ojos se adaptaran a las tinieblas.
Con otra sacudida, el cubículo se movió bruscamente hacia arriba como si
fuera el viejo ascensor de una mina.
Ruidos discordantes de cadenas y poleas, como la maquinaria de una vieja
fábrica de acero, resonaron por todo el compartimento, rebotando en las
paredes con un chirrido apagado y férreo. El oscuro elevador se mecía de un
lado a otro durante la subida, provocándole náuseas; un olor de aceite
quemado saturó su olfato, haciéndolo sentir peor. Quería llorar, pero no tenia más que lágrimas; no le quedaba más que permanecer sentado allí, solo, esperando._
• Me llamo Jacob
_pensó.
Eso era lo único que recordaba acerca de su vida.
No podía entender lo que estaba ocurriendo. Su cerebro trabajaba
perfectamente, tratando de evaluar dónde se hallaba y cuál era su situación.
Toda la información que tenía invadió su mente: hechos e ideas, recuerdos y
detalles del mundo y su funcionamiento. Se imaginó los árboles cubiertos de
nieve, corriendo por un camino tapizado de hojas, comiendo una
hamburguesa, nadando en un lago, el reflejo pálido de la luna sobre la
pradera, el bullicio de una plaza de ciudad. Sin embargo, no sabía de dónde
venía, cómo había terminado adentro de ese sombrío montacargas ni quiénes
eran sus padres. Ni siquiera tenía idea de cuál era su apellido.
Imágenes de individuos pasaron fugazmente por su cabeza, pero no reconoció
a nadie, y sus caras fueron reemplazadas por siniestras manchas de color. No
guardaba en su memoria ningún rostro conocido ni recordaba una sola
conversación.
El elevador continuó su ascenso, balanceándose; Jacob se volvió inmune al
incesante repiqueteo de las cadenas que lo llevaban hacia arriba. Pasó un
largo rato. Los minutos se convirtieron en horas, aunque era imposible saber
con certeza el tiempo transcurrido, pues cada segundo parecía una eternidad.
No. Él era inteligente. Sus instintos le decían que había estado moviéndose
durante casi media hora._
_Con sorpresa, sintió que el miedo desaparecía volando como un enjambre de
mosquitos atrapados por el viento, y era reemplazado por una profunda
curiosidad. Quería saber dónde se encontraba y qué estaba ocurriendo.
El cubículo se detuvo con un crujido; el cambio súbito lo arrojó al duro suelo. Mientras se levantaba con dificultad, sintió que la oscilación disminuía hasta
desaparecer. Todo quedó en silencio.
Transcurrió un minuto. Dos. Miró hacia todos lados pero no vio más que
oscuridad. Tanteó las paredes otra vez en busca de una salida, pero no
encontró nada, sólo el frío metal. Lanzó un gruñido de frustración. El eco se
extendió por el aire, como un gemido de ultratumba. El sonido se apagó y
volvió el silencio. Gritó, pidió ayuda, golpeó las paredes con los puños.
Nada.
Retrocedió nuevamente hacia el rincón, cruzó los brazos y se estremeció. El
miedo había regresado. Sintió un temblor inquietante en el pecho, como si el
corazón quisiera escapar del cuerpo._
•-¡Ayuda... por favor! -
_gritó. Las palabras le desgarraron la garganta.
Un fuerte ruido metálico resonó sobre su cabeza. Respiró sobresaltado
mientras miraba hacia arriba. Una línea de luz apareció a través del techo del
ascensor y se fue expandiendo. Tras un chirrido penetrante vio un par de
puertas corredizas que se abrían con fuerza. Después de estar tanto tiempo
en las tinieblas, la luz lo encegueció. Desvió la vista y se cubrió la cara con
ambas manos._
_el joven de ojos azules, empezó a escuchar sonidos que venían de arriba, eran voces, el chico empezó a temblar de miedo, y escucho como todos empezaron a hablar sobre él.
-Miren a ese larcho.
-Parece un miertero asustado.
-Apesta ahí abajo.
-Espero hayas disfrutado el viaje de ida. Nuevito.
_el joven sintió frustración, tomándose de los brazos con algo de temor, confusión y pánico. Las voces eran extrañas, parecía que tenían eco, el joven entrecerró los ojos y aprecio siluetas que comenzaron a delinearse en cuerpos, varias personas estaban inclinadas, observándolo desde el techo, apuntando hacia el, luego como si el lente de una cámara enfocará, pudo apreciar los rostros, todos eran jóvenes adolescentes, algunos eran niños, este estaba sorprendido, una parte de su miedo se desvaneció, pero no lo suficiente para calmar sus pulsaciones, uno tiró una cuerda, Jacob al principio desconfío, pero después agarro la confianza suficiente y puso su pie en un extremo de la caja aferrándose y empezando a subir por la cuerda, muchas manos se extendieron hacia el, aferrando lo de la ropa y sacándolo a la superficie, al subir miro hacia todos lados y una avalancha de emociones lo rodeo quería vomitar,gritar y llorar, hasta que al borde de la caja negra escucho las palabras de un muchacho, este supo que nunca las olvidaría._
--un gusto conocerte, larcho_dijo el chico_ bienvenido al área
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maze runner (un nuevo novato)
Fanficincluso en la oscuridad más profunda, siempre hay un hilo de esperanza. Algunos intentaban construir un nuevo futuro en las ruinas del pasado, y otros luchaban para mantener viva la memoria de la humanidad. Aunque parecía que todo estaba perdido, la...