Cap 4

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Son las 11 de la mañana en la residencia Woods. Han pasado 40 minutos desde que los Ortega llegaron para preparar la fiesta de compromiso, todo parecía ir en marcha, pero había un pequeño problema: de las dos personas protagonistas en esta ocasión solo sea hallaba una presente y, en definitiva, esa no era el joven Andrés Woods.

La atmósfera entre ambas familias era muy pesada, ninguno podía mirar al otro a la cara, en especial la pareja Woods, por la vergüenza de no tener a su hijo presente como debía ser; sin embargo, los señores Ortega no se quedaban atrás, su vergüenza era debio a que su hija no estaba mostrando una expresión apropiada para la situación: en su rostro se dibujaba todo el disgusto posible que pudiera tener una chica de 16 años por ser "plantada" en una especie de "cita". Nadie se atrevía a decir ni una sola palabra y, como todo indicaba que este encuentro no podía tener un buen final, Fátima decidió que no valía la pena quedarse.

- Bueno, ya que nadie parece estar dispuesto a entablar una conversación decente en estos momento, creo que mejor me voy a explorar un poco- Fátima se levanto del sofá color vino en el que estaba sentada y cogió su bolso, asegurándose de no olvidar nada- si mi disque prometido se atreve a mostrar su cara, háganmelo saber, después de todo tengo el teléfono encima.

- ¡Espera hija! ¿No crees que deberíamos esperarlo un poco más? Digo, a lo mejor se decide a venir ahora mismo- Julia intentó hacer que Fátima se quedara, no quería dar una mala impresión- Tal vez ya está cerca...

- Bueno, si se aparece, entonces que me busque, yo ya cumplí con esperarlo el tiempo requerido, incluso lo esperé como diez minutos más de los que dictamina la regla cuando las personas quedan para verse.

- Pero....

Julia miró a los señores Woods y notó la preocupación en sus rostros, su hijo no llegaba y la prometida de este se estaba aburriendo de esperarle, para el compromiso esto no podía ser considerado ni un poco beneficioso, y dadas las circunstancias, no podían reprochar a la joven para que se quede. Rodolfo tomó la mano de su esposa y con una sonrisa parecía indicarle que no se alarmara, mientras que Fátima, al ver que no podría convencer a su madre de permitirle recorrer la mansión a su antojo, decidió que lo mejor era pedir permiso a los dueños de la casa.

- Bien. Señores Woods- dijo Fátima mientras se dirigía a ellos lo más humildemente posible- ¿Podrían permitirme ir a ver este maravilloso lugar? Mi prometido no esta aquí y el ambiente de esta habitación me parece muy agobiante, no quiero tener una mala actitud frente a quien sera mi esposo, por eso me gustaría que por lo menos me dejaran conocer el lugar en el cual estaré viviendo una vida de casada, para pasar un poco el tiempo mientras llega, si no es mucha molestia.

Al ver los modales que podía presentar, y la buena compostura que fingía con descaro después de manifestar su aburrimiento, Edgar hizo un gesto con sus manos, como si le dijera "adelante, después de todo, vivirás aquí con nosotros". Al recibir la aprobación de su futuro "suegro", Fátima salió por la puerta principal, ansiosa de no estar encerrada en la misma habitación por más tiempo.

- ¿Estás seguro de que es buena idea Edgar? No sabemos por cual lado va a irse- Charlotte vio a su esposo con preocupación mientras formulaba su pregunta, no quería que Fátima tuviera una mala impresión de su hijo si regresaba y no lo encontraba.

- Esta bien cariño, de todas formas no tenemos nada que esconder. Además, nuestro inútil e irresponsable hijo seguro esta merodeando por ahí, si lo encuentra espero que al menos le de un sermón- Edgar sabía que su hijo estaba en la casa, y con la actitud que había visto en Fátima, estaba seguro que le daría la disciplina que buscaba, lo único que hizo, a su parecer, fue dar su aprobación- Bueno, ya estamos solo los cuatro, ¿qué tal si hablamos de la fiesta de esta noche?

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⏰ Última actualización: Dec 13, 2016 ⏰

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