Capitulo 1

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Marlene.

El sonido que hizo la puerta cuando la abrí, me hizo dar cuenta que iniciaba de una u otra forma una nueva etapa de la vida, unos meses antes decidí cambiar de casa y aunque a la anterior la amaba, supe que sería tiempo de buscar otro sitio para vivir… eso y que los vecinos estaban molestos conmigo y pidieron que me saliera de esa casa o de lo contrario la policía intervendría y con sugerencias como esas, uno acepta de buena manera.

Mientras mi mirada recorre cada rincón de la casa, como si una semana atrás  no hubiese venido a revisarla, mi mente idea el como decorarla, pondré todo de mi para hacer de este lugar, uno donde me sienta cómoda. En poco tiempo llegará el camión de la mudanza con mis cosas y aunque no es mucho lo que tengo que esperar, se que no puedo estar tanto tiempo en un lugar vacío. Me estreso. Miro por la ventana y veo a más gente pasar por la acera, creo que será mejor salir a presentarme con los vecinos, así pierdo tiempo y para cuando llegue el camión estaré en casa de vuelta y habré conocido a los vecinos más cercanos.

—Matando dos pájaros de un tiro.

Tomo las llaves y salgo, ahora ¿por qué casa empiezo a presentarme?. Son varias ahora que lo pienso, sigo lo que le dice mi cerebro, empiezo por la casa de enfrente. Cruzo la calle, llegó a la puerta de la casa y tocó el pequeño timbre que está al lado, me habré una señora de edad avanzada, se ve linda, podría ser una buena vecina tal vez.

—Buenos días Señora—saludo amable, eso siempre hace que la gente tenga buena referencia, bueno eso decía mi abuela

—Buenos días, no quiero ningún aparato electrónico si eso bien a ofrecer, tampoco dulces, promociones o algún otro tipo de servicio, mucho menos cambiarme de religión, así que si no tiene nada que decir, vallase

Me retracto, no es dulce

—No Señora, no hago nada de eso, mire soy la nueva vecina de enfrente…

—Y eso a mí que?, le hago alguna fiesta o le celebró

Dios mío…

—No Señora, yo solo quería presentarme con usted, por si algún día necesita algún favor, solo eso

—¿Eso es todo?, si es así, adiós

—Bue…— la frase no terminaba de salir de mi boca cuando la señora cerró la puerta en mi cara, vieja fea, ojalá se caiga cuando salga a la calle y nadie la ayude y se quede ahí tirada… mentira, que no le pase eso, me sentiría muy mal si eso pasara.

Bueno, es la primera vecina que visito, tal vez los demás no sean así, tal vez sean personas más amables, espero que si. Miro hacia los lados, tratando de conseguir mi próximo objetivo. Objetivo encontrado. La casa de al lado, camino hacia la próxima casa y cuando llegó repito lo de hace rato, tocar el timbre y esperar a que habrán
Esta ocasión no me habré una señora, más bien una niña pequeña

—Hola, buenos días nena— saludo de nuevo, muy amable

—Buenos días, ¿Busca a alguien?, mi mamá salió un momento, pero está mi hermana—responde viéndome con unos ojitos tan lindos

—Oh, solo venía para decirles que soy la nueva vecina, la de la última casa, me acabo de mudar y quisiera conocer a los vecinos— respondo mientras señalo la casa

—¿Vive en la casa de los fantasmas?—los niños son tan creativos

—¿La casa de los fantasmas?, pues si así le dicen, creo que si, ahí viviré

—Que valiente—dice con un brillo en sus ojos—casi nadie vive ahí, dicen que es porque hay fantasmas

—Bueno, pues creo que ya llego alguien que si quiera vivir en la casa—sus ojitos no dejan de verme como si fuera una superheroína

—Pues un gusto, soy Liliana, pero usted me puede Lili—hasta su nombre es bonito
—Un gusto, Lili, soy Marlene—digo y una sonrisa aparece en su rostro—bueno creo que eso es todo, le podrías decir esto a tu mamá, sería bueno que ella también sepa

—Ok, yo le diré—dicho esto cerró la puerta de la casa, que niña tan más linda

Mientras planeo cuál será la próxima casa que visite, veo que el camión de la mudanza se está estacionando frente a mi casa y se que es momento de irme a mi casa a ordenar todo lo que traje, aunque no pude visitar a todos los vecinos ahora, con suerte (y si me apuro), por la tarde los visitaré, con esto en mente, me dirijo a esta 

—Buenas tardes—saludo al llegar

—Buenas tardes Señorita, ¿Es usted Marlene Santiago?

Cómo odio el Santiago

—Si así es e imagino que ustedes son lo de la mudanza—menciono y ellos me asienten ligeramente—bien entonces, por favor adelante—señalo la puerta mientras la abro

Después de un rato, bajando cajas y demás, los chicos de la mudanza se van y yo comienzo a “acomodar” las cajas, no son tantas así que eso hará que sea un poco más ameno el acomodar las cosas, bueno también hay que tomar en cuanto entra que la antigua dueña dejo varios muebles, no están tan desgastados, así que planeo usarlos. Mientras voy medio acomodando las cosas, el timbre de la casa suena y con un poco de pesar, ya me estaba entreteniendo con las cosas, voy a abrir.

—Buenas tardes, soy Jimena, la madre de Lili, me comentó que usted es la nueva vecina y como hace rato no estaba y no pude conocerla, quise venir hasta su casa, espero no molestarla— habla una mujer no muy mayor, es tan bonita, con razón es mamá de Lili

—Buenas tardes Señora Jimena, un gusto conocerla y no molesta, recién empiezo a acomodar mis cosas, hace no mucho se fue el camión de la mudanza—digo y espero que capte mi mensaje de “ayúdeme plis, son demasiadas cajas y yo sola no puedo, compadézcase de está pobre joven en desgracia”

—Ya veo, espero terminé pronto y si usted quiere puedo ayudarle junto con mis hijas— gracias Diosito

—No será mucha molestia, tal vez tenga cosas que hacer usted en casa y yo no quiero molestar

—Ni claro que no, como dicen por ahí, hoy por ti, mañana por mi— sonríe.

Yo solo asiento y veo como va hacia su casa y llama a sus dos hijas para que vengan a ayudarme y solo me queda decir algo:

Por un mundo con más gente como la Señora Jimena

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