Capitulo 2

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Marlene.

Después de que la Señora Jimena fuera por sus hijas y me ayudarán a acomodar varias cajas y muebles, se fueron y yo me quedé acomodando mis cosas personales. Al terminar, pido algo de comida a domicilio, mis ganas de cocinar no están conmigo en estos momentos.

Es tarde y afuera solo se ven las lámparas que iluminan la calle, después de bañarme y cenar lo que había pedido, busco algún cesto de basura o al menos una bolsa donde poner los envoltorios, mientras lo hago  me encuentro con una caja llena de cosas que no reconozco como mías, a un lado de la caja está un pequeño cesto de basura, aprovechó que está ahí para tirar los envoltorios, miro la caja con más detenimiento, no es que sea muy bonita, es vieja a decir verdad y aunque mi mente hace el mayor esfuerzo por recordar si esa caja es mía o no, simplemente no hay recuerdo alguno sobre está, dejo de pensar si es mía o no y la quitó del lugar para ponerla en la mesa de la cocina, al levantarla esta se desase y deja caer un pequeño cuaderno junto a algunas basuras, dejo la caja de lado y recojo el cuaderno del suelo, me da un poco de curiosidad, no es tan viejo como las cajas, pero tampoco es muy nuevo que digamos, esta todo lleno de polvo y mi imaginación vuela.
Podría ser algún cuaderno de brujería, o donde relaten asesinatos, como en las pelis, o peor aún, podría contener un hechizo y si lo abro la mala suerte me acompañara y empezarán a sucederme cosas paranormales en donde posiblemente quedé con traumas y me muera, ok no, vuelvo mi concentración al pequeño cuaderno, es muy probable que sea de la antigua dueña.

Me dirijo hacia la cocina y dejo el cuaderno sobre la mesa, me da un poco de curiosidad, pero es más grande mi cansancio, además, puede que no tenga nada interesante

Dejando de lado aquel cuaderno iré a dormir mañana tengo que ir a comprar algunos artículos de la casa, aparte de sacar la caja y buscar si hay más de estás para poder tirarlas o conservarlas, dependiendo de las condiciones en las que estén.

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El sonido de mi alarma me despierta de golpe. Caray, olvide desprogramarla ayer en la noche. Me quedo quedó recostada sobre la cama y analizo el porque tendría que levantarme de mi amada cama, ósea, podría quedarme acostada otro rato, es sábado no tengo que ir a trabajar, no estudio, no tengo ni una sola responsabilidad, el sonido de mi teléfono me saca de los pensamientos, me giro para buscarlo y revisar que me a llegado, cuando lo hago lo primero qué veo es un mensaje de mi mejor amigo

Cristian Negocio

“Marlene, si te vienen a contar cositas malas de mi, manda a todos a volar y diles que yo fui, tutututuru

                                              Jefasa Marlene
                                             
                                               “que hiciste Cris?”

Cristian Negocio

“Nada, solo era coto, por cierto, ¿Qué tal tu nueva casa?, ¿esta padre o no?, sabes, no es necesario que vengas hoy a supervisar las ventas, andamos todos muy tranquis por acá 😄”

                                                   
                                                   Jefasa Marlene

   “No digas más, en un rato llego al negocio”

Apagó el teléfono y lo dejo al lado mientras me levanto para arreglarme e irme, por esta razón no puedo quedarme en la cama, tengo un negocio suena a que es muy importante, pero no es muy grande, ni tampoco ganó demasiado, aún así me ayuda a solventar mis gastos diarios y me alcanza para uno que otro gusto.
Después de una hora logro llegar al negocio, porque si, maldito tráfico de ciudad, el camión quedó atascado en medio de este, cuando entro a este me doy cuenta que no hay nadie dentro. Raro.

—Cris, donde estás?, me debes una explicación, mira que me levantaste temprano, salí rápido de casa y no desayuné, así que ya sabes cómo está mi humor— hablo y aún así no encuentro respuesta

Mi mente comienza a maquinar y en mi momento esquizofrénico recuerdo el pequeño cuaderno de ayer y si esto es obra de ese cuaderno?, ya empezamos con los sucesos paranormales y ni siquiera lo abrí.

Un ruido de lo que es el cuarto trasero del local me saca de mis pensamientos. Valimos, y si es un fantasma?, me dirijo hacia el cuarto y lo que encuentro esta por muy lejos de lo que me imaginé.

Es Cris, con un pequeño pastel sobre una mesa y un pequeño cartel pegado en la pared con un “Felicidades”

—Felicidades Marlene!— menciona con demasiada alegría

—¿Qué es esto?, no es mi cumpleaños, ¿porque las felicitaciones?

—Ya se que no es tu cumple o si?, nha no creo, bueno el punto el festejo es que—hace una pausa y aclara la garganta—hoy el negocio cumple dos años—dice y hace un pequeño grito de felicidad

—Con que esto era lo que tramabas cuando me mandaste ese mensaje—digo mirándolo con falsa molestia— interrumpirte mi hermoso y preciado sueño, te voy a descontar el día

—Me pongo romántico y te pones mamona—dice en tono de tristeza y molestia y yo suelto una pequeña risa

—Vale, vale, aún así, no todo es por mi, si no fuera por ti esto no sería posible, si no me hubieras seguido cuando te conté de esto, no estaríamos aquí—digo y el solo sonríe, es verdad, gracias a él tengo este negocio

Después de partir el pastel, le ayude a abrir, para luego despedirme e ir a comprar cosas para la casa, ya que salí pues a aprovechar. Después de comprar todas las cosas que necesitaba, regrese a casa, al llegar me encuentro a  varios vecinos reunidos en el patio de la casa de la Señora Jimena, siento un poco de curiosidad y me dirijo hacia ellos

—Buen día, disculpa ¿Por qué hay varias gente reunida?, ¿Hubo alguna junta o algo?—pregunto a un chico

—Es una junta, estamos viendo el que vamos a hacer con el problema de agua del fraccionamiento, por cierto usted es la persona que llegó a vivir apenas, no?— pregunta mirándome con extrañeza

—Ya veo, entonces dejaré estás cosas en casa y vendré, y respondiendo a su pregunta, si me mudé ayer, soy Marlene por cierto—respondo con una sonrisa

—Un gusto Marlene, soy Nicolás, pero dime Nick, suena más padre—dice con una sonrisa mientras extiende la mano, yo la tomo y me dirijo a casa para dejar las cosas

Tras dejar las cosas en casa, voy de nueva cuánta a dónde están las personas para poder escuchar lo que van a decir

—Asi que vecinos, por favor, seamos razonables, tenemos que esperar a que las autoridades pertinentes vengan a checar el porque no llega suficiente agua—grita un señor para que todos escuchemos

—¿Esperar?, ya esperamos suficiente tiempo y no resuelven nada, yo digo que mejor nos manifestamos para que resuelvan esto—menciona otra señora seguido de muchos barullos, cuando escucho todo solo se algo

Esto va para largo y voy a tardar en salir de aquí.

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