Fue el único que me quiso...

IV

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—¡Bien, por fin ha llegado el día que estábamos esperando! ¡El día del amistoso entre el Raimon y el Occult! Después del gran encuentro contra la Royal Academy, el equipo de fútbol del Raimon ha recibido una gran cantidad de invitaciones de otros equipos.

El Raimon ya habían empezado con el calentamiento antes de empezar el partido.

—Todos esperamos ver cómo jugará el Raimon este partido. Retransmitiendo lo está su humilde servidor Cherter Horse, del club de ajedrez.

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Jude, David y Kaila estaban en la valla del instituto Raimon, habían ido a mirar el amistoso.

—Parece que el tal Blaze al final se ha acabado uniendo al equipo.—comento Samford.

—Me sorprende que lo haya echo—respondí.

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Mark estaba en el banquillo bebiendo agua, hasta que vio a Nelly y se acercó a ella.

—Oye, lo de que si ganamos este partido inscribiréis al equipo en el torneo de Fútbol Frontier va muy en serio, ¿Verdad?—le pregunto Mark.

—Si, tal y como os prometimos. Pero tampoco olvides que como perdáis cerraremos el club de fútbol.—respondio Nelly antes de irse.

—¡Es que no vamos a perder!—respondió Mark con determinación.

—¡Mark! ¡Ya han venido!—comento Nathan.

—Que mal rollo...—comenta Jim.

—Mira, que eso lo digas tú...—respondió Steve.

—¡Esta bien, allá vamos!—dijo Mark.

—Capitan... ¿Puedo ir al servicio?—pregunto Jack.

—Eh..? ¿Otra vez, Jack?—respondió Mark.

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Los dos equipos estaban en filas en el campo, los entrenadores de ambos equipos se acercaron y se dieron la mano.

—Hola, soy Jekyll Hidr, el entrenador del Occult. Espero que disfrutemos de un gran partido.

—Es... un placer conocerle...

—Y tú eres Axel Blaze, ¿Verdad? Ah, he visto el gran disparo que realizaste contra la Royal Academy. Oh, si, debo decir que fue un gol impresionante, espero que hoy seas benevolente con nosotros.

—¡Escuché un momento! ¡No han venido a jugar sólo con Blaze! ¡El equipo somos los once!—le respondió Kevin.

—¿Eeeeh? Eso sí que tiene mucha gracia. Si hemos solicitado jugar al amistoso con el Raimon ha sido porque queremos medirnos con Axel Blaze. Un equipo tan debilucho como el Raimon no nos interesaba lo más mínimo.

—¿Como?—Kevin iba a seguir protestando pero Mark lo interrumpió.

—¡Déjalo ya, Kevin!