III. First of his name

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Habían pasado tres años en King's Landing y Rhaenys se sintió llena de alegría mientras admiraba a su pequeña y feliz familia. Al poner una mano sobre el gran bulto de embarazo de Aemma, no pudo evitar sonreír.

Jocelyn, sostenía a su nieta en sus brazos, alisando con amor su cabello plateado. Los muchos señores y damas presentes se dedicaron  adular a Rhaenyra.

"La princesa tiene sus ojos, Su Excelencia", comentó uno de los miembros de la corte.

Aemond sonrió cálidamente. "Lo hace, ¿no?" Inclinándose, plantó un suave beso en la cabeza de Rhaenyra, provocando una risita alegre de la pequeña. "Y tiene la nariz de mi amada esposa".

Era el cuarto onomástico de Rhaenyra y para celebrar, su abuelo Rodrick, actual mano del rey había sugerido un día de cacería. El rey estuvo de acuerdo.

"Tiene cuatro años y nuestra niña ya tiene una presencia real", comentó Rhaenys, de pie junto a su esposa.

Aemma se rió y miró en dirección a sus buenos padres. "Tal vez si querida, pero esta mañana insistió en comer su avena con las manos".

"Crecerá", afirmó Rhaenys."Es el cuarto onomástico de Rhaenyra. Su infancia esta quedado atrás, por ahora disfrutemos a nuestra dulce niña".

Mientras tanto, Aemon comenzó a hacer cosquillas en el estómago a su nieta, deleitándose con el sonido de su adorable risa. Aquel sonido era su mayor alegría.

"Su Excelencia", intervino su hermano Baelon, rompiendo brevemente el momento de alegría. "Los preparativos están listos".

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El viaje hasta Kingswood fue algo incómodo, el carruaje se sacudía constantemente a lo largo del camino. Rhaenys no pudo evitar preocuparse mientras miraba a su esposa y notaba la tensión en el rostro de Aemma."¿Estás segura de que es prudente viajar en tu estado actual?" preguntó, su voz llena de preocupación.

Rhaenyra inmediatamente soltó su dragón de madera centrando su atención en sus madres, en el fondo, deseaba que hubieran optado por permanecer en la seguridad y comodidad de la Fortaleza, para no arriesgar a su madre en su avanzado embarazo.

Aemma extendió su mano colocándola sobre su vientre hinchado mientras le ofrece una sonrisa tranquilizadora a su esposa. "El maestre insistió en que estar en la naturaleza me haría bien", respondió ella, con un tono decidido.

Dejando escapar un suspiro, Rhaenys colocó una mano sobre la de Aemma. Una pequeña sonrisa apareció en las comisuras de sus labios. "No puedo evitar preocuparme", confesó en voz baja.

La expresión de Aemma se suavizó, sus ojos se llenaron de amor y comprensión. "Lo sé, mi amor. Pero voy a estar bien, además un respiro fuera de la fortaleza le hará bien al bebe".

Rhaenys asintió, aceptando.

Rhaenyra por otra parte pensó que si fuera por ella, mantendría a su madre confinado en la seguridad de sus habitaciones, protegida de cualquier daño potencial. Sin embargo, recordó su trato con los dioses, su madre no sufriría lo mismo que con Viserys, con aquel pensamiento volvió a centrar su atención en la figura de Caraxes.

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