015

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Era sólo un juego, pero Tzuyu estaba
estresada por el atuendo que iba a usar.
Todo lo que Sana le había visto usar
era el uniforme escolar. Ahora tenía que
poner un poco más de esfuerzo en su
ropa. Especialmente si asistiría a una
fiesta.

Gruñó frustrada. ¿Por qué tuvo que decir
‘sí ’a eso? ¿cómo se supone que podría
mantenerse allí toda la noche? No sólo
por Sana, si no por toda la gente que la
ha odiado durante toda la preparatoria
Tal vez no esté tan mal. Claro. Si Sana
la quería ahí, entonces todo saldría bien. Estaría a salvo. Nada de que preocuparse.
Se vistió con una blusa de franela y unos
jeans, decidió que eso sería suficiente y
se dirigió a la escuela

El lugar estaba lleno y la rubia se vio arrastrada al mar de gente vestida de azul marino y dorado o negro y verde. Nunca antes había estado en un juego sólo para mirar, siempre estuvo en el puesto de venta o administrando el marcador. No sabia que es lo que tenía que hacer, si buscar a la pelinegra o ir directamente a la taquilla y dar su nombre, ¿o el de Sana? ¿Se supone que siquiera le entregarian una entrada fisica? No lo habían hablado, ¿y si Sana lo había olvidado?

Fue salvada de la ansiedad cuando a lo
lejos reconoció el ya familiar número de
camiseta. Tzuyu no pudo evitar sonreir al ver como Sana levantaba el cuello buscando a alguien entre las personas. Igual con la altura de Tzuyu, no había
manera de que fuera tan difícil de
encontrar.

"¿No se supone que tú deberías estar
calentando?"

La pelinegra volteó su cuerpo y agitó su
cabeza al reconocer a la dueña de la voz que le hablaba. Sus ojos la revisaron de
arriba a abajo. Fue sútil, pero no había
necesidad de preguntar si le gustó lo que vió, era muy evidente por la forma en que sus ojos demoraron en revisarla y por lo que su boca se abrió.

Pero el momento duró poco cuando
frunció el ceño.

"¡Al fin! ¿Por qué tardaste tanto?"

"Lo... ¿siento?"

"Ya, toma." Le entregó la entrada Tzuyu lo miró. "Este es tu boleto de
compensación."

"Duh." Golpeó ligeramente sus nudillos
contra la frente de la rubia. Había entendido que era una de sus raras maneras de demostrar afecto y pensó que podría vivir con eso siempre y cuando no dejara alguna hematoma.

"¿Aún vienes esta noche?"

"Ya estoy aquí, ¿no?"

"Me refiero a la fiesta."

"¿Por qué no lo haría?"

"¡No lo sé!" Cruzó sus brazos, estaba
increíblemente a la defensiva y tímida al
respecto. "Tal vez cambiaste de opinión o algo así."

"Por favor." Resopló. "Soy una cita confable."

Las mejillas de Sana se encendieron "¿Entonces estás segura de venir?"

Tzuyu dejó de hacer bromas. Se dió cuenta de lo importante que era esa noche para ella, así que decidió darle la seguridad que necesitaba. "Si, Sana."

"Eso pensé". Sana sonrió.

"Wow, limpien en el pasillo seis". Gritó
una voz chillona directamente al oído de
Tzuyu. "Tenemos baba aquí en el piso."
La tierna sonrisa de Sana se evaporó
instantáneamente. "No eres graciosa
Momo."

"Tienes razón, soy la mejor". Le guiño un ojo a su compañera y luego se giró hacia la rubia. "Lo siento tendré que robarla. Tenemos un juego que ganar."

"Cierto. Lo siento", Dió un paso atrás

"Buena suerte"

Momo comenzó a empujar a Sana mientras Tzuyu hacía su camino hacía el
gimnasio. Había presenciado muchos
juegos de voleibol pero nunca le habían
interesado hasta ahora. Y aunque sabía que Sana era buena jugadora, realmente nunca le había importado un juego como lo hacía justo ahora. Tan pronto como los jugadores entraron a la cancha, la música y los gritos no.se hicieron esperar, así como tampoco las miradas sobre ella. Tzuyu había visto jugar a la pelinegra lo suficiente como para saber que siempre daba todo al jugar, pero podría decir que esta noche estaba dando un extra más. Supuso que se debía a que se enfrentaban a sus.mayores rivales pero los vistazos que Sana lanzó a las gradas después de
descubrir donde se úbicaba la rubia, le
hicieron pensar que tambien lo hacía por lucirse para ella.

el guardián secreto | SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora