En serio que el gato solo duerme, duerme duerme y duerme. Es como verse en un espejo peludo, enano, y con piernas torcidas, fuera de eso, Dominic Toretto es idéntico a La Gata, a veces sube de manera casi instantánea al refrigerador a tomar el alimento para peces y alimentarlos, amablemente, viéndolos en el transcurso de las horas ausentes, conjugando su asombro y los días nublados se obtenía un licuado de tristeza ambigua, que se contrastaba con la calidad del hangar donde se atascaba mi culo cada vez que me daban hemorroides en las orejas, entonces tenía que recurrir a mi vidente holistico, integral, positivo, asertivo, con mentalidad de "pataleo" la última que había emergido como una forma de ver al mundo como una cuna en la que se tienen espacios limitados pero que se usan sabiamente para poder comprar nuestro Mercedes Benz que siempre quisimos desde que nuestro papá nos insistía qué era de los coches más mamalones en el mundo para que me diera gotas de herbal life. Pero como te decía, La Gata una vez salvó a una ardilla usando un Mercedes para golpear al perro en el ojo y permitiendole así escapar en lo que el perro llamaba a una ambulancia por telepatía. Cuando llegó la tarde la ardilla se presentó en la ventana, y tras dar unos golpes en la ventana, La Gata que estaba ordenando su closet notó su presencia por lo que tiró su abrigo Coco Chanel emocionadamente para ir al encuentro de su protegida, trepó ágilmente a la alacena y de ahí hacia el fregadero para alcanzar la manija y quitar el seguro y abrir la ventana sacada de Coppel, no podía haber confusiones y la ardilla completamente emocionada salto hacia La Gata para darle un abrazo tan efusivo como el que se dieron Vicente Guerrero y Napoleón cuando vencieron al Ejército de Nestlé, quien quería atorarle un palo por el ano a la Burrita Burrona, la Emperatriz de México en el siglo XVII.
-Muchas gracias por haberme rescatado, de no ser por ti habría sido profanada por ese perro, sus piropos empezaban a hacerseme molestos, y no habría dudado en dar el siguiente paso de no ser por ti, buena samaritana, y a tu coche Mercedes Benz.
La Gata la invitó a tomar el té de la tarde con galletas mientras preparaba la cena para las dos. El Sol estaba poniéndose, despidiendolas y dejando una brisa de calidez tras las ráfagas de tristeza que hubo durante todo el día. La Gata se acercó a la ardilla que estaba sentada en un taburete y tras ocultar la cara al agacharse y ponerle azúcar al té le pregunto entre tartamudeos que si tenía novio.
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miedos
Short StoryLa presente publicación está por comenzar a formarse y engendrarse como una antología de cuentos que pretenden llevar al lector por rincones desconocidos, aventuras ordinarias, y resaltar sentimientos que habían permanecido ocultos en los más áspero...