Capítulo 5

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Caminaban juntos hacia la laguna Cobalto por segunda vez desde que se habían conocido, hacía ya un mes, y ninguno de los dos era el mismo, en tan solo unos días el hecho de conocerse y compartir un sentimiento común hasta ahora desconocido para ambos, los había convertido en versiones diferentes de sí mismos.

Felix tenía su vista posada sobre la camisa de lino de color índigo que el moreno llevaba puesta, haciendo resaltar su piel morena y brillante.

—¿Puedo preguntarte algo?.

—Claro—Afirmó apartando la mirada de los árboles para centrarse en él.

—¿De dónde sacas tantas camisas diferentes? Es decir…Los campesinos no suele tener mucha cantidad de ropa…—Se rascó la cabeza sintiéndose estúpido por decir algo así.

Hyunjin soltó una risa que dejó el corazón de Felix temblando.

—Las hago yo—Respondió orgulloso.

—¡¿Cómo?!—Ese chico era una caja de sorpresas.

—Mi abuela, era costurera y sabía un poco de patronaje, yo me pasé mucho tiempo de mi infancia con ella mientras mi madre trabajaba en las casas del pueblo, y aprendí a hacer camisas. ¿Conoces a la familia Yang?—Preguntó.

—Por supuesto, mi madre toma el té con la señora Yang una vez al mes.

—Mi abuela era su costurera, les hacía los arreglos a sus trajes y a veces incluso ejercía de modista y les confeccionaba alguna camisa, cuando mi abuela falleció, yo me ofrecí a ocupar su puesto, hago los arreglos cuando la ropa deja de servirles, y de vez en cuando, para alguna ocasión en especial hago camisas para sus hijos, la señora Yang es muy amable, y me permite quedarme con las telas que me sobran, esas son las que yo aprovecho para hacer alguna camisa para mí—Le explica sonriente.

Felix se quedó pasmado, cuantas más cosas habría que no conocía del moreno.

_Te confesaré algo_Dice de pronto—Yo jamás he tenido un traje—La confesión en su mente sonaba menos vergonzosa que dicha en voz alta.

Hyunjin frenó sus pasos en seco, pestañeando varias veces seguidas, incrédulo.

—¿Me lo dices enserio?.

—¿Para qué necesitaría un traje un chico que nunca acude a ningún evento? En realidad creo que nunca tuve una prenda de ropa que fuera exclusivamente mía, la ropa que uso es la que ya no le sirve a mis hermanos mayores.

Hyunjin sintió un pinchazo en su estómago, incluso él, un pobre campesino, había tenido en su vida varias prendas de ropa hechas a medida para su cuerpo, la idea de alguien noble como Felix usando solo ropa usada le dio un escalofrío.

Felix, al ver que Hyunjin no decía nada, decidió cambiar de tema, arrepintiéndose de confesar algo tan humillante.

—El verano ya está llegando a su fin, pronto los días serán más cortos.
Hyunjin sacudió la cabeza ante el cambio tan repentino de tema y decidió seguirle la corriente al notar que había perdido la oportunidad de seguir con la conversación anterior.

—Me gusta el invierno, en verano nunca llueve ni hay tormentas, y si el cielo no llora no
podremos hacer realidad tu poema.

El rostro de Felix se puso del color de las amapolas ante la mención de su confesión de amor.

—¿No conoces las famosas tormentas de verano? Que llueva en invierno es un acontecimiento demasiado normal, es más increíble cuando el cielo se atreve a estar triste en un día soleado, una hermosa contradicción que equilibra el mundo por un momento.

—¿Entonces nuestro hogar serán los días contradictorios?.

—Así es, tal vez el mundo nos impida amarnos en libertad todos los días, pero cuando la tormenta tenga la valentía de manchar un día de sol, y la gente se refugie en el calor de sus casas, nosotros tendremos la licencia de bailar bajo sus lágrimas.

Hyunjin dejó de caminar y puso su mano derecha en alto.

—¿Me prometes en este mismo instante ser mi invierno en un día de verano?—Alzó su meñique ante sus ojos.
Felix sonrió ampliamente, sacando a relucir sus blancos dientes antes de juntar sus meñiques sellando su promesa.

El cielo, quien escuchaba a escondidas su conversación, se sintió inundado por una miríada de emociones, y dejó caer una fría gota en la mejilla derecha del rubio.

—Hyunjin…No puede ser…

Ambos alzaron la vista, y pudieron ver cómo de pronto el gris ganaba terreno en las alturas, y el único azul que quedaba presente en el lugar era el de la camisa de Hyunjin.

Pronto las primeras gotas se convirtieron en un fuerte sonido que para la mayoría podría ser molesto pero para oídos de Felix sonaba como las siete letras de Hyunjin, mojando sus ropas, y dando inicio a la canción con la que abrirían su baile.

Hyunjin extendió su mano y Felix la sujetó con ganas, pegándose a su cuerpo cálido y mojado, y bailaron juntos, mojados y abrazados, como tantas veces el rubio lo había soñado en sus noches de insomnio.

El lobo y la luna, fundidos en un vals de lluvia, ante los ojos de la naturaleza que siempre sería reparto secundario en su historia.

Esa página en blanco que hasta ahora había sido la vida de Felix, se teñía de oscuridad, y nunca la ausencia de color había tenido tanto brillo como ahora.

—¿Crees que podríamos añadir a los versos de tu poema un beso?—Preguntó el moreno bajando su mirada a los labios mojados de su compañero de baile.

Felix cerró sus ojos como toda respuesta y Hyunijn entendió que tenía el permiso de hacerlo, de escribir una palabra más en su poesía.

Dejó que sus manos se enredaran en su nuca y juntó sus labios en un beso que sabía a invierno en un día de verano.

Ambos se dejaron llevar por las nuevas emociones que inundaban sus pechos y Felix agradeció que el cielo estuviera llorando, porque el agua sobre su rostro camufló las lágrimas que brotaron de sus ojos en ese mismo instante.

Así fue como el primer poema del rubio pasó a estar firmado por dos “L”, el Lobo y la Luna sellando su promesa de amarse en los días contradictorios.

🌧️Cuando el cielo llore sin miedo🌧️ HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora