Marcas.

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No importa cuantas duchas me dé.
Ni tampoco si las cicatrices se desaparecen.
Las manos del mounstro estarán en mi cuerpo.
Marcadas. Para siempre.
En mis piernas, en mis muslos, en mi cintura, en mis brazos, en mi pecho, en mi abdomen, y en mi rostro.
Sus asquerosas manos estarán como un sello permanente en mí.
Cómo evidencia de mí suciedad.
Porque soy asqueroso.
Estoy manchado.
Por eso, no creo poder volver a ser amado.
Porque todos los hombres así quieren lo mismo.
Quieren tener su marioneta, su indefenso muñeco.
Que nunca revele su repugnante secreto.
Y así, nunca dejarles ser libres.
Ser pequeños pajaritos carmesí en el castillo del rey.
Con un voto de silencio involuntario.

Marcaste tus manos en mis muslos como si fueran pintura.
Pero tus manos no están manchadas.
No importa a cuántas chicas o chicos toques.
Las manos del mounstro siempre las verán puras.
Pero a nosotros los profanados, nos verán manchados.

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2023 ⏰

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Escrituras de un chico que no sabe quién esDonde viven las historias. Descúbrelo ahora