Mala sangre, querida.

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-¿Te vas a levantar ya... O qué? -me grita Trudy en un tono peor que el de mi madre.
-Oye tranquilo viejo -murmuro mientras abro mis ojos y noto que me mira con odio.
-¿Sabes? Podría decirle a Madame Norris que me has llamado viejo -dice en tono indiferente mientras se acomoda su cabello.
-¿No se supone que tienes diecisiete años? -pregunto entrecerrando los ojos ante ella mientras me pongo de pie.
-No lo se, ¿no se supone que tienes diecisiete años? -pregunta en respuesta y pone los ojos en blanco con una mueca de asco.
-¿Sabes? -imito su tono de voz chillona-. No se si llamarte infantil, o llamarte anciana.
-Ja-ja -se burla con el rostro serio.
-Eres una fruta podrida, decidido -afirmo mientras preparo mi ropa para darme una ducha.
-¿Fruta podrida? -se gira hacía mi con confusión en sus ojos.
-Si, porque maduraste de más; ¡TURN DOWN FOR WHAT! -grito y estallo en carcajadas, tanto, que se me salen las lágrimas de tanto reír.
-¿Por qué a mi? -susurra lo suficientemente alto para que yo lo escuche.
-Eso digo yo, anciana -replico con tono cantarín y me meto al baño.

°^°^°^°^°^°^°^°^°

Después de cantar Bad blood en la ducha, salgo y me pongo la ropa y llevo mis audífonos y mi celular en la mochila.
Me voy a mi clase de repaso de cuatro horas de matemáticas y tomo asiento junto a Wilbur.
-Hey -me saluda con una sonrisa.
-Hola Will -le sonrío igual y suspiro-. De nuevo, gracias por los libros. Fue un lindo gesto.
-Violet, sólo era un regalo de disculpa. Deja de agradecer -hace un gesto como para quitarle importancia con las manos y noto que se sonroja un poco.
-Es qué... wow, Will, hoy en día los libros son jodidamente caros y tu me has regalado cinco -sonrío y suelto un suspiro.
-Ya te dije que los saqué de la biblioteca de mi tío con su permiso -responde y en eso llega la profesora.
-Buenos días -saluda sonriendo-. ¿Quién está listo para cuatro horas de intensas matemáticas?
-¡Aquí estoy lista para un maratón matemático! -exclama una voz chillona que reconozco muy bien. Me giro hacia la puerta y descubro a la Ñoña Trudy parada con una amplia sonrisa en su rostro.
-Oh, Trudy -ríe la profesora, encantada-. Vamos, toma asiento.
Y resulta ser qué el único asiento libre esta a un lado mío.
-Violet -dice con indiferencia sin siquiera mirarme.
-Trudy -respondo imitándola.
-¿Es tu compañera? -me susurra Wilbur.
-Lamentablemente -pongo los ojos en blanco y me dedico a poner atención.

°^°^°^°^°^°^°

-No tengo idea de qué hice para soportar a la Ñoña toda la estúpida clase -me quejo y Tony me envuelve en sus brazos, reconfortante.
-¿Estuvo mal, huh?
-Terrible -sollozo, con voz cansada y él me besa la sien.
-Yo no pienses en ella, Vi -sonríe-. No es tu culpa que esa chica no sepa ni la mitad del significado de diversión o de vida.
Suelto una carcajada.
-Tienes razón, Tony -me separo un poco de él para quedar frente a frente. Le sonrío y el repite el gesto. Nos acercamos poco a poco y lo sujeto del cuello de su camisa, me pongo de puntitas y lo beso en los labios.
El sigue el beso y de repente es cómo si todo desapareciera. Cómo si sólo estuviéramos él y yo. Unidos cómo uno solo. Olvidándonos de todo lo demás.
Y ¿saben algo? Esto me gusta. Me gusta esta sensación.
-Vi -dice cortando el beso, respondo con un sonido-. Debo ir a clase.
Abro los ojos y veo que me observa con tristeza.
-Claro, ve -le doy un corto beso.
-Lo siento -se rasca la nuca nerviosamente.
-No importa, anda -sonrío.
Tony se va y me quedo sola en el patio de la universidad. Decido tomar asiento en una de las bancas y saco mi celular junto con los audífonos.
Estoy a punto de ponermelos, pero una risa eufórica a la lejanía llama mi atención.
De repente observo a Louis saltando y bailando como una bailarina de ballet por todo el campus. Lo ignoro y observo cómo Trudy se acerca a mi.
-¿Ahora qué quieres? Por Dios, Trudy -digo poniendo los ojos en blanco.
-No seas idiota Violet -responde y veo enojo en su mirada.
-¿Disculpa? -replico, comenzando a enfurecerme.
-Tú tomaste mi libreta en la clase de matemáticas, la llenaste de tu asquerosa sustancia chocolatosa café esa que parece excremento y después la depositaste en mi mochila, ¡ensuciando todo! -se queja y siento que me va a extrangular.
Abro mi mochila y saco de ella la preciada nutella.
-¡Esa cosa!
-Trudy, se llama nutella ¿okay? -gira los ojos-. Aparte, no la desperdiciaría en zorras cómo tú.
Su rostro se torna rojo.
-¿Zorra? -asiento mientras abro la nutella y como un poco-. ¿De dónde, querida?
-Por lo arpía y chillona que eres, querida -descubro que me gusta imitarla.
-Tu no sabes lo que es ser una zorra -se retira una de sus trenzas del pecho con aire de superioridad-. Y yo te lo enseñaré.
Dicho eso se da media vuelta y camina lejos de mi.
-¡Estaré emocionada por ello! -exclamo con una sonrisa burlona y ella voltea a verme con asco, justo después de girar los ojos. ¿Qué tiene con eso? ¿No le duelen los párpados de tanto hacerlo? Le preguntale ésta noche cuando volvamos al dormitorio.
Ahora, con paz y tranquilidad de sobra, me coloco los audífonos y busco en mi lista de reproducción Bad blood de Taylor Swift.
Si, tengo un trauma con esa canción.
Me encanta cómo es que hay rumores de que esta dedicada a Katy Perry y el vídeo es simplemente precioso.
Tengo a todo volumen la canción y hasta se escucha con los cascos puestos, espero no molestar a nadie.
Empieza el estribillo y siento una respiración en mi nuca, decido ignorarla y me pongo a murmurar el estribillo.
De repente, una chica se sienta a un lado mío con tal violencia y me mira con una sonrisa burlona.
Oh, vaya...
-Lo se, es muy triste pensar en los buenos tiempos que tuvimos tu y yo -suspira dramáticamente-. Pero bueno, supongo que ahora tenemos mala sangre, querida.
Oh no, Melissa.

Camina Hacia El Futuro...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora