CAPÍTULO 7

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Sara bebe el último trago de café. Ha bebido lo más lento que ha podido para poder estar un poco más con él. Arturo ha sido muy atento con ella y divertido con Alma. 

—Quiero pedirte disculpas por lo que te dije en la cárcel. No fui justo contigo. 
—No era una situación agradable para ninguno de los dos, Arturo. Creo que... bueno... yo... estaba al límite. Debí pensar que eras tú el que hablaba. Por mí está olvidado. 
—Sabes que fuiste muy importante. Para mí, quiero decir, no para... —Traga en gordo al darse cuenta de que le cuesta reconocer sus sentimientos—. Para el caso.
—El caso ya está en la cárcel.

Sara tira el vaso de cartón a la basura. Con el gesto muestra que quiere terminar esta parte de la conversación.

—No te mereces que él siga atándote a su necesidad de colocarse para dejar de existir. 
—Cariño, te has manchado entera de galleta. —Se dirige a la pequeña para evitar la mirada de Arturo.
—Está haciendo tratos muy peligrosos ahí dentro, Sara. Les ha hablado de ti a los demás. Se está colocando, pero a un precio muy alto. Estoy siguiendo el caso de un preso con el que ha hecho tratos sucios.

La chica usa la mano de Alma para despedirse de él, en un gesto divertido. Su cabeza va demasiado rápido tras conocer los trapicheos de Rafa, a coste de su felicidad.

—Antes de que te vayas... Sara, por favor, mírame. —Lo hace, aunque avergonzada—. Mañana estaré cenando, a las nueve, en el restaurante italiano Rigatoni. Justo a dos calles de aquí. —Eso hace que Sara se detenga con el juego—. Pizza, un buen vino y un delicioso postre. Cambiaré la reserva. Les diré que somos dos adultos que se conocen demasiado bien y que necesitaremos una trona para la preciosa Alma. Mesa para tres. A mí me suena demasiado perfecto.  

Sara se siente muy halagada. Claro que es perfecto. Quiere verlo, lo ha echado muchísimo de menos, pero teme que vuelva a desaparecer cuando conecten de forma especial durante esa cena. 

—Despídete de Arturo. ¡Adiós! —pronuncia en un tono aniñado como si fuese la pequeña. 

400 días preso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora