CAPÍTULO 2: GRUPO DE AMIGOS

6 1 0
                                    

No quería tener que pasar un segundo más con mi familia, así que no tenía más remedio que caminar por el lugar, con la esperanza de encontrar a mis amigos.
La escuela estaba completamente llena, la piscina, la cancha, los comedores y salones, todo estaba repleto. Comencé a explorar el lugar.
Primero se encontraba la terraza, llena de carteles religiosos, arbustos y autos de las diferentes familias.
Entrando somos recibidos por un largo pasillo vertical, lleno de mesas para que los niños trabajen y convivan. Siguiente a esto, hay 2 pasillos horizontales de cada lado, llenos de salones y en medio de estos un espacio que los mantenía separados. Más adelante había más de lo mismo, 2 pasillos horizontales por cada lado. Y finalmente, el patio, donde todos se encontraban. Ahí estaba la cocina, baños, piscina y la cancha de fútbol.
Me senté en una de las mesas del comedor para agarrar unas hamburguesas y refresco. Ni un minuto pasó cuando un niño gordinflon se sentó a mi lado con otras 3 hamburguesas para él solo. Su nombre era Carlos, mi mejor amigo. Él fue la primera persona en hablarme, en fijarse en mi existencia. De su boca solo salen estupideces, pero eso hacía mis días mucho más felices.

- Llegas como 3 horas tarde, pensábamos que no vendrías - Dijo con la boca atascada de carne a medio masticar.
- No lo iba a hacer, pero Rafa no dejaba de hacer berrinches para que vengamos todos.

Terminé mi comida y me levante de la mesa.
- ¿Dónde están los demás? - Le pregunté.
- Viendo a Joseph jugar ena cancha, creo - Dijo mientras se levantaba igual -. Vamos.

Caminamos hasta las gradas, esquivando a todas las demás personas amontonadas ahí. Mientras nos dirigíamos a nuestro destino, lograba observar a Joseph jugando fútbol.
Nos hicimos amigos un par de años atrás. Él me había golpeado con su pelota por accidente y me llevo a la enfermería. Se quedó a mi lado platicando conmigo por el resto del recreo y después de este. Me trataba como si fuésemos amigos de toda la vida.
Finalmente llegamos, logré ver a mis demás amigos en el cuarto piso de las gradas y subimos.

Abigail fue la primera en saludarme, mi mejor amiga, mi persona favorita. Ella ya era amiga de Carlos cuando la conocí, de hecho, fue gracias a él que comenzamos a hablar. Llevamos desde los 6 años siendo grandes amigos. Las únicas veces que he salido de mi casa (además de ser obligado por mis padres) a sido por ella. Le gusta cantar, dibujar y leer. Es prácticamente perfecta.

- ¡Alex, Carlos! ¡Vengan, suban! - Nos gritó con entusiasmo.
- ¡Alex, si viniste! - También gritó Natan, otro de mis amigos.

Natan era un chico rubio y extremadamente claro de piel, no parecía ser del mismo país que nosotros. Aunque, en realidad su familia era de descendencia extranjera. Era el que financiaba nuestras travesuras, el que compraba las sabritas en los recreos. Técnicamente era como nuestro salvador, en especial cuando rompiamos algo. Ahora que lo pienso, me sorprende que sus papás aún no le hayan prohibido juntarse con nosotros.

Carlos y yo subimos hasta donde ellos estaban y nos sentamos junto a ellos. Nos invitaron a sabritas y chetos mientras apoyabamos a Joseph.
Pasó aproximadamente media hora, el equipo de Joseph ganó el partido y nosotros corrimos a celebrar con él. Caminamos por la escuela juntos, comprábamos dulces y más cosas por el estilo.
Todo estaba bien, pero como siempre, mi hermano tenía que fastidiar.

Rafael había llegado corriendo, y entre jadeos dijo que mamá y papá le habían dicho que tenía que vigilarme. Él tenía 13 años, era apenas mayor que yo, no tenía lógica qué él fuera mi niñera. Era irritante tener que compartir mi tiempo con amigos con Rafael.
Pasó la siguiente hora fastidiandome, sacudiendo mi cabello, golpeandome los brazos, pateandome la espalda.

- Juguemos a algo - Sugirió Abigail.
- ¿Algo cómo qué? - Preguntó Joseph
- ¿Qué tal escondidas? La escuela es bastante grande, hay muchos escondites muy buenos aquí - Dijo Carlos.
- Escondidas entonces - Dijo Abigail -. Bien, entonces, ¿quién va a contar?

Después de un piedra papel o tijera, fue Natan el que terminó perdiendo. Él contará.
Antes de que llegara a 0, corrimos a escondernos.

INOCENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora