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Ambos se encontraban nuevamente sentados en la sala de aquella casa, los gatos acurrucados en un rincón mientras dormían, ajenos al caos que comenzaría entre los dos despertados, ambos se evitaban mirarse a los ojos.

—¿lo notaste? — pregunto Kayden.

—¿qué? ¿Qué se parece a mí? — contesto mirando a los ojos, al contrario.

—¿fue aquella noche? —

Su respuesta fue un asentimiento.

Nuevamente se quedaron en silencio, ambos no sabían que decir, por un lado, Kurtien se encontraba procesando la información que le fue revelada. Tenía un hijo, un hermoso cachorro él cual fue dañado, lastimado.

Por un momento sintió su sangre arder, su embriagador olor a manzanilla y lavanda se volvió insoportable. Logro controlar sus emociones y con ello su olor para no alterar al omega. Este hacia lo imposible por fingir que no había sido afectado por la oleada de olor, pero su cuerpo era traicionero. Pasaron unos minutos antes de que ambos se calmaran.

—¿él lo sabe? —

—un poco—

Y nuevamente el silencio, la tensión entre ellos era tan espesa que podría ser cortada con un cuchillo con facilidad, ambas partes tenían mucho que decirse, gritarse, confesarse. Ambos eran adultos, pero adultos que crecieron en un mundo despiadado, donde los sentimientos son débiles, lo que predomina es el poder, el más fuerte, aquel ser perfecto sin emociones para someter y gobernar sobre otros.

Un cliché clásico, pero así funciona el mundo.

Ambos se miraron a los ojos, ambos sabían la respuesta, lagrimas saladas se derramaron, con desconfianza se acercaron al otro, con timidez abrazaron el cuerpo contrario. Era cálido, agradable, una sensación calmante.

Eran adultos, sí, pero en el ámbito emocional apenas eran unos desconocidos. Temerosos de aquel lugar, siempre ignorándolo con escusas vagas para huir.

—lo siento— sollozo Kayden, una voz frágil, temblorosa.

¿Cuánto tiempo tuvo que cargar con aquella disculpa? Fue mucho tiempo, desde que lo conoció por casualidad en una pelea, ambos sabían que debían estar juntos.

Kurtin solo lo arrollo entre sus brazos, no había palabras para ese momento solo un consuelo cálido era lo único que podía otorgarle.

Charlaron durante horas, la mayor parte de la noche, y a la mañana siguiente con cansancio se dirigieron al hospital.

En aquella habitación se derramaron unas cuantas lagrimas más, felicidad pura era lo que podía sentirse en el aire.

—bueno ¿qué esperas? Comenzare tu tratamiento, así que acuéstate— ordeno Kurtien. —cuento contigo Kayden— sonrió hacia el azabache el cual se retiró al pasillo.

Pronto el pasillo se empezó a llenar con caras y olores conocidos, cada uno estuvo al pendiente de aquella habitación.

Al final...

—tardará un tiempo en recuperarse por completo, por ahora tendrá que estar bajo observación por si surge algún problema—

Todos celebraron con euforia, su amigo se encontraba mejor.

Ambos adultos solo se lanzaron una sutil mirada de alegría, sus corazones se encontraban mejor ahora que su cachorro se encontraba mejor.

.

..

...

..

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Notas.

¡Hola a todos!

Con este capítulo concluyo esta historia, me costó un poco debido a que en ciertas partes no podía desarrollar mejor la escena o expresar el sentimiento de esta, pero trate de hacer lo mejor posible, espero que lo disfruten. No vemos en el próximo trabajo.

La verdad vuelvo a publicar el mismo capítulo por qué no se si se publicó correctamente, solo me di cuenta gracias a un comentario que se publicó un borrador y no el original.

Lo publique como a la 1 de la madrugada, a esa hora nadie sabe ni que idioma hablan.

Lo siento mucho, esperó que lo disfruten.

Cachorro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora