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-Monstruo-

-Monstruo-

-Monstruo-

-Monstruo-

-MONSTRUO-

Así se sentía el pequeño lagarto, una bestia sedienta de sangre, aislado en su habitación, no quería tener contacto con nadie, ni siquiera con sus padres.

Ya habían pasado dos meses y no podía sacar de su mente el rostro petrificado y lleno de pánico de su víctima, en esos días no probó bocado, ni un sorbo de agua, ni siquiera podía conciliar el sueño.

Creía que no podría volver a ser aquel chico dulce que era excelente en la escuela, que siempre estaba apegado a sus padres, el excelente alumno que su abuelo decía que era, ya no podía ser el orgullo de nadie, ahora, era simplemente una bestia salvaje.

-Shane cariño, te traje algo de comer- dijo su madre desde el otro lado de la puerta

Al no recibir respuesta abrió la puerta y pudo ver a su pobre hijo en su cama, recostado en posición fetal, abrazándose a sí mismo, su cola rodeando su cuerpo.

Su habitación estaba hecha un desastre, más de lo normal, medallas en el suelo, papeles rasgados, ropa y zapatos por el suelo, esparcidos, la pintura de las paredes estaba descascarada y llena de zarpazos, la cama lucia como el verdadero nido de un animal, el escritorio estaba rasguñado y en algunas fotografías el rostro de su hijo, estaba roto, tachado o simplemente no existía.

-te traje pizza...- dejó el plato en la mesa de noche junto a un vaso de agua

La pelinegra se recostó en la cama y abrazó por la espalda a su hijo, le partía el alma el verlo destrozado.

-corazón de melón... Pastelito de limón... Sabes que mamá siempre va a estar para ti, sabes que papá también, si nos necesitas solo debes llamarnos y nosotros vendremos corriendo para ayudarte...-

Erika besó su cabeza, acarició sus brazos y se levantó de la cama para salir de la habitación de su hijo.

Shane se sentó y miró el plato con varios trozos de pizza, luego miró sus brazos, habían leves cortes que él mismo se provocó con sus garras, miró las heridas sin tratar, sus manos se sentían temblorosas y sentía asco de sí mismo.

-soy un maldito monstruo...- sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar, le pedía a Dios que se lo llevara ya mismo para no tener que lastimar a nadie más

Se recostó en su cama, abrazó la manta roja tejida por Raphael, eso lo hacía sentir a salvó y completo.

La puerta de su habitación se abrió y luego se cerró, estaba llorando, sintió una enorme mano en su cabeza, esta revolvió su cabello, sintió cuando la cama crujió y alguien se sentó a su lado.

Sabía por el olor de quién se trataba y se sintió tranquilo con su presencia, cerró sus ojos y mientras esa mano con tres dedos acariciaba su cabeza, pudo tomar una pequeña siesta, los minutos pasaron y abrió los ojos.

-al menos pudiste dormir algo...- la voz ronca de su padre lo hizo sentirse reconfortado -si necesitas algo, llámanos-

Se levantó de la cama y avanzó unos pasos, sin embargo regresó sobre esos mismos y le dió un pequeño beso en la cabeza a su hijo, luego salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

Shane apreciaba mucho la ayuda de su padre, su forma de demostrarle amor y cariño, eran únicas y eso lo hacía sentir mejor.

De nuevo la puerta de su habitación fue abierta, no pudo evitar reír en sus adentros cuando sintió una pequeña presencia sobre él.

-hermano, sí no te comes tu pizza, me la llevaré y no te daré ni un solo bocado- rió levemente y simplemente recibió la mirada decaída de su hermano -¿Me das un pedazo?- sonrió en grande

Shane asintió y ella tomó un trozo de pizza y comenzó a comerlo mientras ella le contaba mil cosas a su hermano, ella columpiaba sus pies en la cama y comía entre risas.

El pelirrojo durmió otro rato en compañía de su hermana, con su presencia él se sentía tranquilo y las pesadillas no lo abrumaron, Kiri al verlo dormir lo abrazó y besó su mejilla, su hermano era alguien muy importante para ella, se quedó a dormir con él hasta que despertó.

Al la pequeña castaña irse, la pelinaranja entró con cautela a la habitación del ojiverde, ella le dió unas pequeñas palmadas en la cabeza y se sentó junto a él.

-¿Cómo te sientes?- dijo mientras lo miraba

-no me siento bien... Deberías irte... No quiero hacerte daño...- aún abrazaba la manta con fuerza, su voz era temblorosa y llena de miedo

-sé que no me harás daño Shane, somos una familia y la familia está para apoyarse...- ella acarició su espalda

-crucé la línea... Una línea que jamás debí de haber cruzado...-

-no es fácil lo que te pasó, pero gracias a ti, Kiri está bien...-

-¡Asesiné a un hombre!- se sentó rápidamente para verla a los ojos

-sí, eso no fue lo correcto, pero... si él estaba dispuesto a hacer eso con tu hermana ¿Quién sabe si le hizo lo mismo a alguna otra niña?- ella lo miró dulcemente -tal vez ellas no tuvieron a un hermano que las defendiera y fueron sus víctimas, tú evitaste que algo le sucediese a tu hermana-

Shane la miró con los ojos bien abiertos, ella no lo veía como él se miraba a sí mismo, Dakota era una mujer dulce y él le estaba teniendo mucho aprecio desde que llegó a su vida, hasta este momento.

-estás sintiendo un gran peso, ahora que te conozco sé que siempre cargas con los problemas del mundo sobre tus hombros, es una cualidad admirable, cuando lo que haces es, proteger a otros...- Dakota acarició su rostro

-yo...- el comenzó a llorar y la abrazó con fuerza

-tranquilo Shane... Todo estará bien y tú pronto estarás bien- ella sonrió dulcemente -ahora, debes comer, eres un chico en desarrollo y aún debes crecer más-

Shane sonrió levemente y tomó un trozo de pizza para comerlo, derramó unas cuantas lágrimas, había olvidado lo bien que sabía la pizza, la compañía de esa mujer lo hacía sentir bien.

-gracias... Tía Dakota- sonrió

La pelinaranja sonrió al escucharlo llamarla así, eso significaba que ahora ella era oficialmente un familiar para Shane.

Cuando sale el sol (Miguel Angel TMNT x Oc) (TMNT x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora