Capítulo 1 - Alyssa

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Genial voy 2 horas tarde al trabajo, todo porque no cargue mi celular y ahora está con el 5 de batería. Mi cabello está hecho una mierda, está esponjado y húmedo (por la ducha). -¡Hola, José!- El portero me saludo con cara de pocos amigos y él me respondió un gruñido bajo. -Je. . .  Crees que puedas. . . Darme la llave de repuesto de mi departamento, es qué. . .- Antes que pudiera decir la excusa más estúpida, me dio las llaves con una mirada de odio increíble. -¡Gracias!- Salí corriendo lo más rápido para que no me dejaran trabajando más horas de las que debía.

Llegue mi trabajo, una cafetería ordinaria con clientes más aburridos, solo iban a sentarse horas y horas a golpear las teclas de sus computadoras, con una taza de café extra cargado de cafeína y si pudieran meterse cocaína para durar una semana son dormir o tener necesidades como ir al baño o comer, lo harían sin pensarlo. -Al fin llegas, Brown- Dijo Emma, la chica que trabaja en las noches, tiene ojeras enormes y se ve que si no tomaba una siesta asesinaría a alguien, mejor que ella si se meta cocaína para resistir el turno de la noche -Lo siento, no sonó mi despertador- Me disculpe y ella se quitó el delantal café y lo aventó en la barra donde estaban las cajas registradoras y el frasco de propinas, Emma se fue sin mirarme y solo me puso los ojos en blanco antes de irse.

-Hola, sería un expreso y un capuchino de caramelo- Dijo un tipo rubio, alto, sonrisa encantadora y unos ojos color verdes que derriten a cualquiera. -Sí, en seguida. . . - Lo miré para que completara mi oración y me dijera su nombre, ¿qué?, es para ponerlo en su café con una carta feliz y un corazón, nada que no hiciera con otros clientes (nunca lo hago). -Ah, Josh- Despego la vista de su celular y me miro, mis rodillas temblaron y no dudo que me sonrojara más de lo debido, ¡Josh!, tan bello su nombre, suena perfecto para mi futuro esposo. Le di su orden y él solo pago, tomó su orden y salió, ¿qué?, creí que me invitaría a salir o me daría su número, que estafa.

Después del el chico más lindo que he visto estar en la cafetería de psicópatas con mirada perdida después del trabajo, Paso mi turno y rápidamente se hizo de noche, vi mi celular y eran las 7:44, Me quite el delantal y mientras acomodaba mis cosas en mi bolsa, Emma llegó y salí antes que me regañara por el desastre, la barra y suelo pegajoso por derramar café. Otro día hubiera limpiado, lo juro, pero ese día no, Iban a hacer una muy grande fiesta por los graduados de la carrera de Administración de Empresas, lo que quiere decir que irá puro imbécil de hijito de papi, pero las fiestas son la mejores y muy seguras. Salí y me dirigí a mi departamento para arreglarme e irme lo más hermosa, compre un vestido en Farfetch de  2,295 dólares, (Me gaste todo mi dinero, solo tenía 20 dólares en mi tarjeta y 15 en efectivo) solo para fiestas de ricos mimados y no sentirme menos, ya sé, no debería, pero nadie se fija en cuanto consto mi vestido, además era irrisible, muy suave por dentro, buena calidad y se me veía muy bien. En fin, salí de mi casa y llegue en Uber a la fiesta en la zona de Upper East Sid en Manhattan, yo vivo en Lindenwood. Llegue a una casa grande y con las ventanas más grandes que he visto, podía ver a una parejita besándose al lado de la mesa donde había ponche con licor y cerveza, entre, y había gente por todos lados, era una locura, no conocía a nadie, eso me pasa por no poder sacar a Lilyan (mi mejor amiga, la podre estudia como loca su carrera de medicina) de la cama. Me senté en el sofá y revisé mensajes viejos (claro que nadie me iba a escribir), levante la vista y ahí estaba, era el chico de esta mañana, conectamos la mirada y se acercó rápidamente a saludarme -! Eres la chica de la cafetería!- Se veía más guapo de frente. -!Eres el chico (más guapo que he visto en mi vida) de la orden de un expreso y un capuchino!- dije con el mismo entusiasmo que él -¡Justo!. . . Creo que no me dijiste tu nombre- Dijo mientras tenía las mejillas algo rojas (O estaba a punto de tener la resaca de su vida o se sonrojó por verme. . . La resaca) -Me llamo Alyssa- Él me vio con confusión, como si anotara mi nombre en su cabeza -Que bello nombre- Me sonroje, que Josh me dijera un cumplido aunque fuera sobre lo lindas que se ven mis manos con la manicura recién hecha, su voz era simplemente magnífica, era suave y amable, como si te diera un beso cada vez que decidiera hablar. -Ven, te presentaré para que no estés sola- Habló antes que le agradecería su cumplido o que le pidiera matrimonio, Gracias a dios que decidió presentarme, si no me hubiera visto muy rara que solo revisará mensajes viejos. Me llevo con un grupo de amigos que hablaban y reían, un pelirrojo de pecas y una cerveza en la mano, un pelinegro con los ojos más cautivadores que he visto, el pelinegro se veía como un maldito dios griego, si se puede describir de esa manera tan exacta, un castaño que se veía tímido, pero igual atractivo, ¿Acaso todos los modelos de Calvin Klein se habían reunido para hablar sobre a cuántas se habían tirado este año o está noche?, ninguno se veía virgen la verdad, excepto el castaño y Josh, ellos se veía que si te hacían el amor te dirían "te amo" cada vez que se acordaba que te está follando y que en la mañana siguiente despertarías con unos hot cakes recién hechos, con un jugo de naranja y una cajita de tercio pelo, que guarda un anillo de compromiso. -¿Oigan recuerdan a la chica distraída de las que les hable?- Josh les dirigió la palabra a la reunión de dioses griegos, ellos vieron a Josh y después a mí, el pelinegro entrecerró los ojos y abrió la boca para hablar. -Entonces tú fuiste la que le puso azúcar a mi expreso, eh- Se me acerco el pelinegro y se cruzó de brazos frente a mí. -Bueno, normalmente lleva algo de azúcar, si no lo querías con azúcar pudiste decirle a Josh que así lo pidiera- Trato de no intimidarme por aquella alta figura frente a mí, era muy muy muy guapo, alto, ojos color miel, labios perfectos, una estructura ósea envidiable, cabello negro y ondulado, no chino, ondulado despeinado, pero ordenado, era perfecto, con un cuello delgado y unos brazos fuertes y largos. -Por eso jamás voy a esa cafetería de mierda- Me dijo con el tono más ofensivo que jamás me imaginé que saliera de un Dios del Olimpo. -Por eso agradezco que no vayas a volver a comprar ahí- Dije mientras lo miraba molesta, al diablo con su aspecto que Dios griego, era un grosero. -¿Quieres beber algo, Alyssa?- Me pregunto Josh antes que él pelinegro abriera la boca de nuevo -Claro- Mire a Josh y me di la vuelta sobre los talones para ir a mesa de drinks con Josh, pero una mano firme sostuvo mi muñeca. -No vuelvas a contestarme, mocosa- ¿mocosa, cuántos años cree que tengo, 11?, jalé mi muñeca y la solté de su agarre, le di la espalda y me dirigí con Josh, tome unos shots y cerveza, olvidando que el alcohol se me sube muy rápido, no sé en qué momento estaba hablando con el pelinegro y tocando su brazo con mi dedo índice. -¿Entonces está es tu casa?- Dije arrastrando las palabras, estaba sonrojada (por el alcohol, no por el idiota, aunque pensándolo bien un poco de ambas). -Sí- Dijo mientras tomaba de su cerveza -¿Y como vas a limpiar todo esto?- Puse cara de preocupada por la limpieza de la casa, él soltó una risa entre dientes y me miró -Tengo personas que lo limpian por mí- Note un tono de orgullo y arrogancia en su voz. Eran las 3 de la mañana y la fiesta estaba a todo lo que daba, me estaba quedando dormida en el sofá, mi vestido se subía por lo apretado que estaba, estaba muy incómoda, deseando que el sofá no estuviera vomitado por alguien. -Alyssa. . . Ven párate- Dice una voz suave y cálida, Ya no había sonido de música, solo esa voz, abrí los ojos y era Josh, tomándome de la cintura para que no me cayera. -¿Me vas a llevar a casa?- Dije mientras tenía algo cerrados los ojos. -Sí- me Susurró Josh. -¡No!, ¿Josh, sabes lo peligroso que es que una chica se vaya a esta hora?- Dijo el pelinegro, sonó más como un sermón para Josh -La llevaré a mi casa- Josh aún me sostenía de la cintura con firmeza -No- El pelinegro dijo con un tono firme, no iba a cambiar de opinión. No escuché más de conversación porque me quedé dormida, solo recuerdo cómo alguien me sube a por las escaleras, cargada como costal de papas, me acuesta en la cama y quita mis tacones. -¿Puedo quitarte el vestido?- Dijo una voz grave mientras sentía unos dedos en el cierre de mi vestido -Sí. . .- Arrastre las palabras, en ese momento no pasaba por mi cabeza el hecho que alguien me viera en ropa interior, solo quería dormir.

24 días con mi enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora