2

869 89 79
                                    

Cuando Itadori estaba en la secundaria, su abuelo debía ir todos los días a reuniones con sus profesores para ser informado de las múltiples veces que iba a la escuela y en mitad de jornada se escapaba.

Choso lo había sermoneado varias veces en un intento por ser un buen hermano mayor, y es que era fácil para él, quien había nacido con una inteligencia innata y un admirable talento para las matemáticas; todo lo contrario al inquieto Yuuji. Los últimos años escolares pudo mejorar considerablemente su comportamiento y consiguió graduarse sin dificultades, orgulloso de haber honrado a su familia; observando contento a Jin Itadori aplaudir estruendosamente, a Wasuke sonreírle en aprobación y a Choso llorar de emoción.

Al llegar a la Universidad podía ser tan irresponsable como quisiera, por lo que, la mayoría del tiempo se escapaba de clases o se marchaba antes de que la jornada terminara, y esta vez no sería la excepción. Habían pasado un par de horas desde el incidente con Fushiguro y se atreve a decir que ha estado desde las ocho de la mañana hasta ahora, aproximadamente las una de la tarde, pensando una y otra vez en lo sucedido. Aún es como un sueño, porque su traicionera mente no es capaz de hacerle ver que todo fue real y no tan solo una pesadilla.

A penas terminó la clase de Programación ordenó todas sus cosas y se marchó, concentradísimo en la música que sonaba en los auriculares. No sabe en qué momento pasó todo tan rápido, pero el viaje en Tren fue sorprendentemente corto y en un dos por tres, se encontró ingresando sus llaves en la puerta principal del hogar Itadori. Se deshizo de sus zapatos, rozando los pies entre ellos porque le daba flojera agacharse y desanudarlos, lanzándolos a un lado de los zapatos con plataforma de Choso.

— ¿Yuuji?, ¿eres tú? — escuchó la grave voz de su hermano en la cocina. Soltó un suspiro, realmente no tenía ganas de hablar con nadie, pero adoraba a su hermano y no tenía por qué desquitarse con él.

— Sí, estoy en casa. — respondió, caminando cabizbajo hasta el cuarto de donde provenía el vozarrón, cambiando automáticamente a una faceta más alegre.

No quería alarmarlo, no cuando ni siquiera él se había sentado a meditar cómo se sentía al respecto.

— ¿No que hoy salías a las cuatro?

Choso tenía su castaño cabello largo amarrado en un rodete y los mechones que caían por su flequillo estaban sujetados con pinzas. Solía preparar el almuerzo y dejar un poco más para la cena; Jin trabajaba casi todo el día y desde la muerte de su abuelo, comenzó a hacerse cargo de las tareas del hogar, al menos, sería así hasta que juntara el dinero suficiente para mudarse.

— Algo así, la profesora suspendió la clase y nos avisó durante el almuerzo. — mintió, recargándose en la encimera mientras observaba la delicadeza con la que cocinaba.

Su hermano se dedicaba a trabajar durante las noches, pasaba toda la madrugada en una oficina haciendo llamadas raras y esas cosas, explicación que Itadori jamás comprendió. Le iba bastante bien, al menos, Choso brindaba un importante apoyo económico y emocional para el núcleo familiar. Cuando Wasuke falleció temió quedarse completamente solo; Jin siempre había sido un buen padre, pero compartía con él solamente en el horario del desayuno y la cena, por lo que el resto de día no sabía de él, solo cuando se mensajeaban por el grupo de Line de los tres. Por esto mismo, la presencia de Choso era tan importante para Itadori.

— Ya veo. — murmuró, entrecerrando los ojos con desconfianza.

Choso no es tonto, él también inventaba las mismas excusas cuando estaba harto de la vida académica y solo quería encerrarse a dormir en su pieza. Pero bueno, ¿quién es él para juzgarlo?

— ¿Almorzaste?

— Si, no te preocupes. — otra mentira más, definitivamente estaba marcando un récord hoy.

❝Bubble Gum❞ 「ItaFushi」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora