Dando demasiado, parece poco. Todos me exigen, cada cual por su lado, como si mi única función fuera aquella individual, como si mi vida existe para servirle a ellos. Agotamiento, hacer mucho y obtener nada, no vivir ahora para no vivir nunca. Demasiado para simplemente no querer respirar, nada más. Ay de aquellos que me quieren, solo por ellos estoy aquí, sobreviviendo. Extrañar, mi mayor constante, hacer cosas mal, mi día a día. ¿Para qué? Vuelvo y me pregunto. Qué tan importante hay ahí delante que todos pueden conseguirlo rápido y yo debo querer morir antes de poder obtenerlo, si acaso.