ᘏ¹¹. Aclarando Sentimientosᘎ

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Llevaba varios días fuera de mi cuarto, lo cuál era bueno, al menos para los demás, para mi no tanto, no porque quisiera seguir ahogando me en mi miseria, sino todo lo contrario, no soy de salir mucho o salir en general.

Pero hiciste un nuevo amigo, ve el lado bueno ¿si?

No hice ni una mierda, se me pego cual sanguijuela en el río.

Lo que digas.

En lo personal, tener a alguien más que me entendiera emocionalmente no era tan malo después de todo, la diferencia es que no terminaba de confiar en este chico. Su mitad y mitad me ponía de los nervios y la forma tan pendeja de hacer las cosas, por dios, mi madre lloraría si lo viera cocinar.

-Buenos días bakugou. -Dijo Shoto con esa peculiar mirada seria que me ponía de los nervios a veces.

-Ni tan buenos si tengo que verte cada día.

-Hice el desayuno. -me ignoró descaradamente y se fue dejando la puerta abierta.

Me levante soltando un frustrado suspiro y sin saber el por qué, mi mirada se desvió a mi escritorio a ese pequeño cuaderno en él, me revolvió un poco el corazón y sin dejar desatar nada, simplemente sali de mi habitación.

Pensar o recordarlo a él aún me dolía y mezclaba mis emociones de una manera impredecible, ya qué, realmente no había superado su partida, solo me estaba reteniendo a un presunto regreso... Que es claro que no sucederá.

Al llegar al comedor, el olor a la comida se adueño de mis fosas nasales y por ende, mis pensamientos, al ver al mitad mitad sentado a gusto esperándome, solo negué varias veces sentando me frente a él.

-Te he dicho que no me esperes al comer.

-Y yo que realmente no me importa lo que digas.

Puse los ojos en blanco mirándolo fríamente que a él, le importaba completamente poco. Al ver mi plato del típico desayuno americano y sin ver un fallo en el plato... Realmente me hizo ver algo mal.

-¿Por qué no comes?

-Está demasiado perfecto para que lo hayas cocinado tú, en especial, tú.

-¿De verdad está tan bien? -él sonrió de boca cerrada pero su mirada brillo

-Por eso no creo que lo hayas hecho tú. ¿Donde lo compraste?

-Lo hice. Busque la receta en Internet y fui por los ingredientes, dame mérito.

-El gusto es la prueba, no la vista. -con algo de desconfianza lleve un poco de mi desayuno a la boca, lo deguste despacio y sin prisa para apreciar el sabor de cada ingrediente.

Te gusta, admítelo.

Sabe bien, que se quede con eso.

-Está comible, quédate con eso, al menos aprendiste algo después de tanto regaño. -su mirada brillo más y el resto de la comida la pasamos solo comiendo y hablando cosas sin sentido la verdad.

-¿Cuando llamarás a tus amigos?

-Por ahora no es momento.

-Nunca es momento de nada, pero aún así, las personas se encargan de crear momentos. Eres el poeta aquí y aún así te encargas de alargar todo.

Me quedé callado viendo a la nada, probablemente tenía razón ¿se lo diría? Nunca.

Es verdad que mi celular nunca paraba de sonar, ni los correos electrónicos paraban de llegar, buscaban la forma de localizarme y yo solo buscaba la forma de alejarme, realmente estoy en un mal momento emocionalmente y mental, acercarme a personas que me aman me daría solución al menos a noventa y nueve de mis problemas, pero sólo quería a uno para curar los cien, y eso es lo que quiero que entiendan, por más que los necesite en este momento tengo que dejar de necesitar a la persona que realmente quiero en este momento.

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