Una Oportunidad Más

La nueva vida.

(Portada, para que se guíen de como es Gea)

Mis parpados se abrieron de manera lenta acostumbrándose de inmediato a la luz que me rodeaba, siento una pesadez inmensa cuando levanto mi cuerpo para sentarme, a mis oídos llegan varias voces que no logro reconocer, no logro abrir mis ojos aun, siento una pesadez grande en ellos, pero no solo en ellos, si no que también en mis brazos y piernas.

-Oh! parece que ya despertó- Mis oídos captan una voz un poco animada. -Hera-sama!-. Fue lo ultimo que escuche antes de oír como una puerta es abierta y es cerrada casi al mismo tiempo.

Mis ojos ya acostumbrados al lugar, moví en todas direcciones posibles, sin tener que mover mi cabeza. No reconocía para nada este sitio, el estilo era de una posada o eso me daba a entender. Cuando mire a la derecha note una puerta clavada en una esquina.

Tenía un letrero que avisaba que estaba fuera de servicio, supongo que es el baño de este lugar o habitación, si lo segundo le queda mejor. Soltando un suspiro, reúno fuerza en mi antebrazos y codos para poder moverme.

Un fuerte dolor recorre mi cuerpo, como si fuera un bloqueo que me impide moverme libremente, otro suspiro sale de mis labios y relajo mi cabeza recostándola en la almohada. Pero, Mis oídos captan un caminar y mis ojos se mueven por instinto hacia el lugar.

La puerta es abierta, mostrando la hermosa figura de una mujer mayor y una renard detrás de ella....No, no una renard, se siente diferente...

'Kitsune?' Probablemente, sus orejas son un poco mas cortas y su cola mas esponjosa a lo que puedo mirar en primer plano.

Pero, no estoy para revisar si es o no, mis ojos son atraídos por la figura mayor de la mujer de cabello castaño, sus ojos color miel me revisan de pies a cabeza. Para al final mirarme fijo sin emoción en sus ojos pero con aires de superioridad.

-Así que-. Ella comienza la charla, se sienta a un lado de la cama dándome la espalda. -Que hace un dios joven como tu acá- Su tono es autoritario y exigente de respuesta.

-Tócala-. Una voz diferente aparece en mi cabeza, una voz dulce y maternal. Sin esperar mucho, exigiéndole a mi cuerpo mi brazo izquierda llega hasta ella. Mi dedo índice toca su espalda descubierta.

Nuevamente una luz blanca aparece frente a mi, pero esta vez no siento nada. Solo como si me llevaran a otro lugar o espacio cerrado. Fueron cortos segundos de esta sensación, ahora me encontraba de pie justo detrás de abuela.

El lugar era una habitación, se muy bien perfectamente donde estoy. La habitación que comparto con mi...Bueno mis esposas.

Me volteo para mirar la mesa, ahí en ella esta Gea, Tomando una taza de café. Si Gea antes tenia unos aires de superioridad, no se compara para nada a la presencia que emite ella.

Cuando mi cuerpo esta por completo en dirección a ella, instintivamente me inclino a adelante con una mano en mi pecho. -Madre-.

Yo mismo me sorprendo, solo un encuentro y unas pocas palabras me han hecho caer por completo ante ella y aceptarla como mi "Madre".

Siento la mirada de Hera, tiene sentimientos encontrados ya que la siento inquieta en este momento.

-Bienvenido de vuelta hijo mío- Gea sonríe y se levanta de su asiento en la mesa, yo camino para colocarme detrás de ella. -Es bueno ver a una de mis nietas, después de tanto tiempo-. Gea le extiende las manos a Hera, la diosa menor no sabe lo que debe hacer. Pero aun así toma las manos de la diosa mayor.

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En fracciones de segundos Hera pudo ver toda una serie de acontecimientos futuros, sus victorias contras leviathan y behemont. Hasta su caída contra el dragón negro y su destierro, el nacimiento de el hijo de su hija favorita.