Una Oportunidad Más

Reescribiendo la historia.

"Bienvenido, mi querido dios de la calamidad". Sus palabras causan que mis ojos se agranden en sorpresa ¿A que se refería? no lo se, pero supongo que dentro de poco lo sabre.

--x--

"Si. Pareces que tienes preguntas". Gea, siguió con su mano en la mejilla del albino. Los ojos morados con manchas blancas miraban fijo el par de ojos Rubis. Sus labios se alzaron en una sonrisa. -Dime hijo ¿Crees en otras líneas temporales?-. Gea cambio las posiciones, ella debido e estar a su lado. Para pasar detrás de él para poder colocar la cabeza del albino en sus muslos.

(Suave) pensó con un extraño sentimiento de alegría y comodidad.
-Fufu, más cómodos que los de esa Demi-espíritu ¿Verdad?-. Su voz demostraba el gran orgullo que tenía por su cuerpo.

(Definitivamente son más suave). Se acomodo más en los muslos, Gea sonrió y posó sus manos en el pecho del chico.

-Ahora, es más fácil mostrarte que explicarte-. Una luz empezó a formarse en el pecho de Bell, tuvo que cerrar sus ojos para que no se vieran afectado por la luz blanca resplandeciente. -Bien-. Escucho decir y volvió a abrir sus ojos. Cuando los abrió, sus ojos rojos sangre. Brillaron en sorpresa al ver el espacio donde se encontraban.   —Este es el espacio del tiempo—. Sus palabras terminaron y entonces varios grupos de nube blanca empezaban a aparecer al alrededor de ambos. 

En cada una de las nubes, bell empieza a ver diferentes eventos sobre el. Eventos que el no recuerdo haber hecho.  –Estos son tus yo de otra línea temporal,–. La voz de gea lo saco de sorpresa y aturdimiento.

–Mis yo?–. Gea asintió sonriendo. Estiró su mano hacia bell, el albino la tomo suavemente y se dejó que la mujer lo guiará. 

–Cada uno es un Bell cranel, diferentes. Con una historia única. Desde ser traicionado, tener a 3 diosas y a la última miembro de una raza. Hasta ser cazado por las noches por una elfa fufu.
Me he tomado el tiempo de ver todas y casas una de tus historias– Gea hizo una pausa al estar frente a una nube de realidad.  –Pero sin duda mi favorita es esta–.

Bell observo dentro de la nube, ahí estaba el sentado en una gran mesa sonriendo. En la mesa estaban varias mujeres. Por no decir todas eran mujeres.

Ese Bell, sus ojos tenían un brillo apagado pero brillaban cuando estaba cerca de las mujeres que lo rodean.
Se vio a si mismo en varias situaciones vergonzosas pero también divertidas. Eran una familia.

–En está línea, eres el único dios de la calamidad–. Gea volvió a sacar a Bell de sus pensamientos. –Me gusta está línea. Porque eres mi hijo y porque me gustó como se desarrolla. El como amaste y aceptaste a todas y a cada una–.

Ella se volteo hacia el. –Con un gran poder, no fuiste avaricioso, superior o envidioso. Utilizaste tu poder para ser el bien, incluso si es poder corrupto. Lo usaste para el bien–. Ella tomo un respiro –Un poder mucho más grande que el mío, un poder noble, un poder que conlleva una gran responsabilidad–.

Bell miro fijo a los ojos morados de la mujer. Gea con sus manos tomo las mejillas del chico. –Tu historia, es también una de mis favoritas. El mundo te quito todo pero aún así seguiste hasta el final dándolo todo–.

Gea pego su cabeza con la del chico. –Es por eso que te doy está oportunidad–. Beso la nariz del chico y luego su frente.
El espacio que los rodeaba se empezó a derrumbar. –No creí que consiguiera tanto poder–.

–Mamaaaaa!!!– hubo un grito desde el otro lado del espacio. El techo del espacio se rompió de golpe y la figura de una mujer blanca, totalmente blanca apareció. La parte de sus ojos tenía manchas moradas.