Prólogo

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Siglos atrás, el continente era un solo reino, cuyos territorios gobernaban seis príncipes hermanos. Los sectores de dicho reino colaboraban y mantenían la paz, hasta que uno de ellos, lleno de celos y rencor decidió que quería hacerse con todo.

Había un lugar que los más ancianos prohibían pisar. Las historias alrededor de este le habían dado el nombre de Bosque Sombrío, se decía que en el centro del bosque, donde la luz del sol no pasaba más allá de los árboles, se encontraba un poder de otro mundo capaz de otorgar a quien lo encontrase poder suficiente para hacer lo que deseara. Sin embargo, esto tenía una gran contra, a pesar de la aparente ventaja este poder era custodiado por seres que devoraban el alma de quien tuviera este poder. Sin saber de esa advertencia, el príncipe fue hacia dicho bosque y caminó sin más compañía que una deteriorada antorcha y una oxidada espada, producto de los años de paz en el continente. Un abismo se abrió ante él tras horas de caminata, dejándole ver ese poder que ansiaba tener. No pasó un minuto antes de que los guardianes de ese abismo quebrasen su frágil mente, aprovechando para convencerle con engaños de colaborar para liberar a ese reino oculto en tinieblas. Un peligroso poder había sido desatado, despojado de su sello. Ahora los cinco príncipes restantes debían hacer algo para evitar que el mundo acabase en cenizas y sombras.

El pueblo y las criaturas de bosques y praderas se unieron contra este mal mayor. Todos lucharon contra los demonios a costa de sus vidas y aunque gran parte de ellos murieron ninguno se arrepintió de haber luchado. Los pocos sobrevivientes de la cruel guerra fueron malditos por generaciones y gracias a esas mismas maldiciones dones maravillosos surgieron en los humanos viendo su maldición como un regalo.

Cuando la guerra parecía perdida, los príncipes se sacrificaron para devolver a los demonios a su sello, acordando dar sus almas como tratado de paz entre ambos mundos. Los guardianes oscuros se dieron por satisfechos, pero la tragedia resurgiría años después y los príncipes decidieron engañar a las tinieblas. Pusieron un nuevo sello antes de que sus almas fuesen totalmente consumidas, dejando así a los seres de las tinieblas en una ira eterna que aguardaba ser liberada para cobrar venganza sobre las tierras que antaño casi habían conquistado.

Al acabar este periodo de oscuridad, los daños eran más visibles en todo el territorio. Con pueblos devastados, cultivos incendiados y personas que jamás regresaron con sus familias, las princesas ahora viudas se ocuparon de reorganizar recursos, distribuir alimento, replantar bosques y cuidar a las pobres criaturas mágicas que siempre habían velado por el mundo y ahora estaban en crisis. Tardaron años, pero la paz volvió a Mentaria y las cuatro reinas acordaron dividir los territorios hasta el momento unidos, delinearon fronteras y firmaron nuevos acuerdos de paz. Se aseguraron de llevar la historia de la época oscura a las siguientes generaciones de la realeza, pero poco a poco acabó siendo vista solo como una leyenda. Dejaron de creer en esos cuentos de seres malignos y en la advertencia sobre la venganza que guardaban contra todos, mientras la ira de dichos seres solo aumentaban con el paso de siglos y generaciones.

El Rey de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora