Fábula Rasa

Oscura Y Cian

Hanna no sentía interés por la magia oscura. Su familia tenía una larga y aburrida historia con esta, algo que ver con la "nada" que realmente no es "nada", y tanta apatía como haya sido posible. Es la fórmula para ser un hechicero de magia oscura.
Y Hanna lo odiaba.
Odiaba la magia oscura, odiaba la soledad en la cual le dejó su madre y finalmente su padre para practicarla, y odiaba el lugar que la rodeaba.
—Realmente me encantaría tener compañía ahora mismo —se decía en la soledad —. Aunque sea que me encuentre una araña en la casa, al menos habría otro ser consciente en la sala... Realmente me fascinan las arañas, que se dice que saben hilar desde su nacimiento.
Hanna miraba a su alrededor, el cuaderno que llenó su padre documentando la magia oscura y todo lo que uno debe saber de esta. Ni se molestó en abrirlo desde que la dejaron aquí. El cuaderno en blanco que le había dejado para ella. Ese sí iba a abrirlo tarde o temprano para afrontar su aburrimiento.

Luego miró a su diario de años pasados, que había quedado lleno, atascado en el tiempo hace tanto. No como su cerebro, que podía retener aún 17 años de vivir y supuestamente 103 más. Ella toma el diario y lo abre.
Se acuerda de aquella niña - Tomi H., quien conoció e inmediatamente se hizo amiga de. Venía de una familia de hechiceros, mas estos usaban magia cian:
-¡Es fascinante! - Tomi explicaba en aquel entonces - La magia cian está hecha de pura empatía, una idea que cruza al mundo natural para hacer lo que no podríamos sin ella.
-¿Y cómo vas a usarla si los hechizos requieren ser apático y estar solo? - le contesté, no entendiendo como funciona esa maravilla.
-¿Apático? ¡Nooo! La magia cian se puede encontrar mejor cuando actúas en compañía. De cualquier manera. Ya sean personas charlando, alguien acariciando a su gato o incluso el sol compartiendo su calor con el cielo y el mar. Es la pura idea de la interpersonalidad.
El concepto de empatía me parecía no sólo más amigable, sino también más fácil de trabajar que con el concepto de la "nada" que realmente no es "nada".