― recuerdos bonitos ❜

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 SOULIZ 

❛ Alejo tiene una sensación extraña en el pecho cada vez que ve a su novio con sus compañeros de equipo, y no son celos precisamente ❜

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Si alguien le preguntaba a Alejo, Matías era ruidoso. Demasiado para su gusto. El chico de la Juve parecía ser un torbellino allá donde iba, repartiendo sonrisas, dando saltitos y desconociendo totalmente los términos de «espacio personal» y «hablar en voz baja». Era lo contrario a la fobia social personificado. Y si así era en estado normal, no se lo quería imaginar con un poco de azúcar corriendo por sus venas. Por suerte para él —y para sus piernas, que tenían que aguantar el peso de ambos cada vez que Soulé se tiraba arriba suyo para abrazarlo— Matías prefería el mate amargo y el tereré.

Claro que nadie le había preguntado, por lo que jamás se había visto en la obligación de mentir y negar sus sentimientos, lo cual podía ser algo difícil. Sin embargo, lo prefería por sobre el sufrimiento y las inseguridades que causaban en él ver cómo sus compañeros parecían estar demasiado encariñados con su novio, y lo hacían notar. Los toques amistosos, los corazones y comentarios que le dejaban cada vez que subía una foto, incluso cuando Matías fue corriendo a abrazarlo para festejar el gol que había hecho contra Guatemala y Gauto se pego a la espalda del dorsal número once.

El chico no tenía la culpa de haber interrumpido una celebración, después de todo, no sabía que eran pareja, sin embargo Alejo no podía dejar de pensar en todas esas cosas y observar cada uno de esos pequeños detalles como algo más que un simple gesto afectuoso.

Todos parecían estar encantados con su novio, y no podía culparlos. Era consiente de que Matías era hermoso. Incluso más que eso. Desde su suave cabello castaño y su piel blanquecina hasta su sonrisa. Cada vez que Matías sonría, todo su cuerpo lo hacía con el. Sus ojitos marrones brillaban con alegría y unos lindos hoyuelos se creaban en sus mejillas.

Si no lo conociera y lo viese de lejos, tranquilamente lo podría confundir con un modelo. O un idol, como los de las bandas coreanas que Soulé se la pasaba escuchando y de las cuales le dedicaba canciones. Matías siempre elegía las canciones en inglés, y Alejo jamás había reunido el valor para decirle que su dominio de la lengua extranjera llegaba hasta el verbo «tu vi» como el director técnico siempre les decía.

En realidad no tenía mucha idea de qué significaba ese verbo. Sonaba a algo de ver... capaz podía preguntarle a alguno de sus compañeros de Central, confiaba en que al menos uno de ellos pueda instruirlo un poco en la materia.

—¿En que tanto estás pensando, Ale?

Un Matías algo somnoliento abrió los ojitos. Todavía tenía la voz algo grave por las horas de sueño, pero aún así, sonaba igual de linda que siempre.

Alejo bajo la mirada, encontrando la cabeza del chico descansando en su pecho. Se preguntó cuánto tiempo llevaba despierto y espiándolo, pero prefirió no conocer la respuesta. En cambio, optó por preguntarle cómo había dormido. Soulé sonrió, pareciendo encantado de responder aquella pregunta.

—Bien, calentito ahora que dormimos abrazados —confesó alegre. El menor no pudo evitar que sus labios se curven hacia arriba—. Pero no me esquives la pregunta, ¿qué pasó que andabas tan pensativo?

—Nada —respondió, estirando su brazo libre para prender la luz del velador.

—¿Cómo que nada? Te conozco —insistió, separándose de él para poder incorporarse y mirarlo mejor.

Matías se colocó de costado, flexionando su brazo para apoyar el peso de su cuerpo sobre su codo. Las sábanas blancas se deslizaron por el cuerpo del marplatense, dejando a la vista parte de su torso y exponiendo la piel pálida similar a la porcelana. Las poesías de tinta se mostraron frente a sus ojos, al igual que las que él mismo se había encargado de dejar con sus labios la noche anterior.

❥ ;; One-shots de la Sub-20Donde viven las historias. Descúbrelo ahora