― pastelitos de membrillo ❜

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 GIALEN 〕

❛ Donde Valentín está triste, o donde el capitán de la selección busca cualquier forma para animarlo, incluso si eso conlleva un poco de cocina y clases de historia ❜

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—Dale Colorido, levantate y vení a cocinar

Valentín quiere sonreír ante el tonto apodo por el cual capital de la selección lo llama, un chiste interno producto de un error cuando Giay quiso comentarle "Vamos colorado" en una foto que subió a Instagram, pero que el alcohol transformó en otra palabra y lleva casi un año así. Sin embargo, está demasiado cansado como para eso. El viaje en avión de Santiago del Estero a San Juan no hizo más que acrecentar su malestar luego del golpe en la rodilla que recibió durante el último partido, y que lo obligó a dejar la cancha.

—No quiero —masculla, aunque apenas es audible, debido a que la almohada de la cama sobre la cual está recostado boca abajo amortigua su voz.

—¿Y pensás quedarte tirado acá todo el día? Mira que así Masche ni ahí te va a poner el viernes.

—No so' vo' al que le hicieron bosta la rodilla —dice, incorporándose, y haciendo una mueca de fastidio— ¿Además pa' que querés cocinar si tamos en un hotel acá?

El mayor se alza de hombros y se sienta a su lado, apoyando una bolsa de plástico sobre la cama. Valentín alza una ceja, algo curioso, pero prefiere no preguntar de momento y vuelve su vista al castaño cuando este comienza a hablar.

—Que sé yo, para hacer algo. Así te entretenés un poco, dale, déjate de joder, si ya ni te duele la rodilla, lo tuyo es psicológico.

Un suspiro escapa de los labios del menor. Sabe que su compañero de equipo tiene razón, pero aun así, está demasiado triste como para tener ganas de nada. Están clasificados a octavos, sí, pero las altas probabilidades de que el director técnico opte por no ponerlo en el partido contra Nueva Zelanda lo bajonean un poco, un poco bastante a decir verdad. Porque él quiere estar ahí, quiera ayudar a que Argentina, su selección, pase como primera de grupo. Quiere formar y sentirse parte de eso.

—Compre para hacer pastelitos —la voz del mayor irrumpe el silencio del cuarto, y Valentín devuelve su atención hacia él, mientras el chico agarra la bolsa y la coloca sobre sus piernas, sacando algunas cosas—. Mira, traje dulce de batata y de membrillo porque no sé cuál te gusta más.

Los labios del pelirrojo de fruncen, formando un pequeño mohín, y Agustín sonríe al ver como las pecas de su boca se acentúan ante aquel gesto, haciéndose mucho más notorias.

—No me doy mucha maña para cocinar —admite con cierto temor. Después de todo, la última (y única) vez que había intentado hacer pastelitos para llevar al colegio por las fiestas patrias, todo el dulce del relleno se había salido y había quedado desparramado sobre la fuente de metal, dejándolo solo con la masa vacía.

—¿Y? ¿Cuál hay? Yo tampoco sé, pero seguro si vemos algún tutorial en YouTube que explique masomenos cómo hacerlo nos sale. Tampoco hace falta ser master chef.

—Mmmmm.

—Dale Valen, que mañana es 25 de Mayo y quiero festejarlo hoy por lo menos, porque mañana vamos a estar hasta las bolas con todo lo del partido contra los canguros esos.

El menor se relame los labios. Agustín es uno de los pocos que lo llama de esa forma —sacando a sus papás, claramente—, si no es que el único. Todos en la selección y en el plantel de Boca, salvo Exequiel, optan por utilizar el apodo que se ganó gracias a su color de pelo, o simplemente su apellido. Una parte de él quiere indagarle al castaño sobre ello, porque es curioso y lo carcome la duda.

❥ ;; One-shots de la Sub-20Donde viven las historias. Descúbrelo ahora