Parte única

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«¿Qué sucede cuando das todo por sentado y olvidas disfrutar cada momento posible con tu alma? Nada, nada fuera de lo común pasa, solo si tienes suerte. En el peor de los casos pierdes lo que más amabas y te regocijas en culpa y agonía, pero como olvidas dar un vistazo al futuro todo llega de sorpresa.»

Todos los días es lo mismo, soy yo viendo un espejo vacío. Desde que te fuiste no hay nada que llene esta alma incompleta que llora en tu ausencia.

Este soy yo, de nuevo en la agencia, soportando esas miradas lastimeras que esperan ser reconfortantes para mí, pero ¿acaso no lo saben? ¡No estás aquí! Estoy seguro de que estás vagando en algún lugar solo y asustado, sin tener quien te guíe en este mundo tan roto. Son unos inútiles todos, hipócritas e incoherentes que hicieron un juramento. Pero he aquí yo, refugiándome en su sede, esperando a que uno de ellos se digne en la oficina que reclamaste como tuya, con una noticia sobre ti, por más mínima que sea para poder llegar a tu paradero.

¿Cuántos días han pasado ya? Me han dicho que he perdido peso y que me veo demacrado, pero así siempre he sido yo, la única diferencia ahora es que no estás a mi lado. Todas las voces a mi alrededor se han disuelto solo para atesorar las últimas palabras que escuché de ti, para no olvidarte. Esas palabras que ahora me doy cuenta eran de despedida, pero en ese momento, mis ojos que siempre han sido tuyos, se dignaron solo a admirar tu belleza, sin atesorar tu talento.

¡Cuánto me encantaría volver a verte! Al menos en mis sueños, es lo que más quiero. Nunca he sido un buen pintor pero cuando se trata de ti, me desvivo por retratar lo que recuerdo de tu rostro, añorando que llegues a mi pidiendo que descanse, como lo solías hacer en esas noches de desvelo.

Por más que intente olvidarte no puedo, no me atrevo. ¡Ranpo amor mío! ¿Es acaso esto un castigo por desearte tanto durante seis años? De fondo escucho a esa mujer discutir con quién llamabas tu padre, hablando sobre mi condición. ¡No hay condición! Solo un hombre perdido que desea más de lo que ha vivido. Pero las voces no callan. ¡Mentirosos! Malditos farsantes, dicen que has muerto ya pero no es cierto, dime que no es cierto. Que ya he ido a tu tumba innumerables veces, pero lo que ellos no saben es que no estás ahí. Estás conmigo, en mi alma, como lo dijiste en tus votos.

Ya no sé quién de aquí habla con veracidad, ya no confío ni en lo que fuimos. Todo lo hice para que nuestro querer sea eterno, siempre un paso delante a la muerte. Por eso me hallo aquí, donde descansan eternamente para vociferar mi amor hacía ti, con una daga en mano atravesando mi corazón, así como lo hiciste ese día que todo entre nosotros cambió. 

«Misery of a soul» RANPOEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora