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—Por favor señor.— le suplique por décima vez al hombre que cuidaba la sala de micrófonos, desde donde se hablaba para que se escuche en los altavoces.

—No, niño. Esto no es un juego.

—¡No es para un puto juego!— grite frustrado.— El amor de mi vida se esta por ir para siempre y no la voy a poder detener si usted no me ayuda.

—¿Justin?— escuche una voz familiar a mis espaldas.

End up here  ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora