Narra Elodie.
Debo haberme quedado dormida después de mi conversación con Damien, porque lo siguiente que recuerdo es que me han sacado del coche. Mi cuerpo fue sujetado fuertemente por Damien. Solo sabía que era él. La forma en que mi cuerpo reaccionó en cuanto me sacaron del coche lo delató. Había muchas voces, pero todas se callaron cuando Damien me llevó al interior. Se había quedado bien debía haber dicho algo porque su pecho vibraba y, vaya, que bien se sentía. Antes de que me diera cuenta, me colocaron suavemente en la cama más cómoda de todas. Damien me acomodó un trozo de pelo detrás de la oreja antes de besarme suavemente en la frente. Solo esa pequeña acción me hizo saltar chispas por el cuerpo. Este vínculo de pareja era tan poderoso... Nunca diría experimentado esto con Jordan. Me acurruqué en la cama cuando la puerta se cerró tras él y me deja llevar por mis sueños.***
- Hola.- una suave voz me sacó de mi sueño.
Inmediatamente, me levanté de un salto, con el corazón acelerado al darme cuenta de que me había quedado dormida. Jordan iba a matarme.
- Lo siento...no era mi intención quedarme dormida... lo siento.- solté, cerrando los ojos para esperar la paliza.
Pero nunca llegó. Con cuidado, abrí los ojos y vi a Damien de pie con una expresión de horror en su rostro.
- ¿No te dejaba dormir?- preguntó Damien.
- No hasta que se durmiera...- en cambio, miré al edredón.
- Ese chucho no es un hombre. Elodie, mírame.- dijo Damien.
Mis ojos se encontraron los suyos y se sentó lentamente en la cama, esperando a ver si estaba cómoda. Eso me dio ganas de llorar. Se preocupaba tanto por mí y sólo nos conocíamos desde hacía poco tiempo. Le di una pequeña sonrisa para hacerle saber que estaba bien.
- Elodie, nunca quiero que pienses que no puedes dormir antes que yo. De hecho, es mi deber como tu compañero asegurarme de que duermas antes que yo. Si estás cansada, duerme. Prométeme.
Parecía muy enfadado, pero sabía que no iba dirigido a mi.
- Lo prometo.- respondí.
- Bien. Todavía tenemos mucho que aprender el uno del otro.- Damien sonrió.
- ¿Qué hora es?- pregunté.
- Son las diez.- Damien se rió.
- ¿Diez de la noche? ¿He dormido tanto tiempo?- me quedé sin aliento.
- En realidad, son las diez de la mañana. Has dormido mucho tiempo.
- ¡Es el día siguiente ya!- no podía creerlo.
- Lo es, en efecto.- Damien todavía tenía esa sonrisa sexy en su cara.
- ¿Por qué me dejaste dormir tanto tiempo? No he podido dar las gracias a nadie.- mi mente estaba acelerada.
- Calmate.- Damien puso una mano en mi hombro.- No quería despertarte porque necesitaba dormir. No te preocupes por los demás, todos lo han entendido. Adilah envió algunas ropas para ti. Las he dejado aquí para que las revises.- Damien señaló el lado de mi cama, donde había una enorme bolsa de ropa.
- Gracias. Debería...- me quedé sin palabras, sin saber que podía hacer.
- Debes hacer lo que quieras hacer. Si quieres dormir más, duerme. Si quieres comer, pies vamos a comer. Lo que quieras hacer, puedes hacerlo.- me dijo Damien.
La mención de la comida me hizo sentir hambre. Creo qhr no he comido en 24 horas... Lo cual no era inusual para mi, pero no pensé que a Damien le gustaría eso.
- ¿Cuándo fue la última vez que comiste?- preguntó, leyendo mi mente.
- Um... no puedo recordar realmente. Probablemente fue hace 24 horas, si no más.- respondí con sinceridad.
- ¿Qué? ¿Tanto tiempo? Deberías haber dicho algo. No, debería haber preguntado. Vale, duchate y haré que te envíen la comida.- Damien se paso las manos por el pelo.
- Lo siento...- dije.
- ¿Por qué lo sientes? Esto es mi culpa, nunca te pregunte. Es mi deber cuidarte, así que déjame.- respondió Damien en voz baja.
Le miré y sonreí. Era agradable oír que alguien quería cuidar de mí. Lentamente, me levanté y rico y la bolsa de ropa. Era súper pesada pero no quería quedarme en supiera que era débil. Me las arreglé, de alguna manera, para bajar la bolsa sobre la cama y empecé a revisar y separarlas puntos Adilah había pensado en todo. E incluso me había regalado sujetadores y bragas, todo nuevo también. Mientras ordenaba la ropa, la mirada de Damien no se apartaba de la mía, pero no me asustó. Me hizo sentir deseada. Me fijé en un conjunto de lencería sexy, pero antes de que pudieran esconderlo entre otras prendas, Damien.
- Mmm... rojo. Creo que definitivamente es tu color. ¿Cuando puedo tener un adelanto?- sonrió.
- Yo... Mmm... nunca.- lo cogí de nuevo y lo escondí entre los pares de vaqueros.
- ¿Nunca? Nunca es mucho tiempo, palomita.- Damien se arrodilló más cerca.
- ¿Palomita?- pregunté.
- Tu nuevo apodo.- Damien me pasó el dedo por la cara, haciendo que me estremeciera.
- Debería ducharme.- logre decir finalmente.
El efecto que tenía en mí era demasiado fuerte. Me pregunté si yo tenía el mismo efecto en él.
- Supongo que deberías. Te dejaré ir esta vez, palomita.- volvió a sonreír.
- Tan amable de ti.- dije sarcasticamente, antes de congelarse de miedo.
¿Fue un error decirlo? La risa de Damien borro ese miedo.
- Por supuesto que sí.- me guiño un ojo al final.
Cogí mi ropa nueva y me apresuré a ir al baño. Al encender la ducha caliente, sentí que todas mis preocupaciones y miedos desaparecían. Cuando estaba con Jordan, el único lugar en el que podía tener algún tipo de intimidad en el baño. Solo cuando me duchaba sentía algo de paz. Algo dentro de mí se estaba dando cuenta de lo mal que me habían engañado. Mientras mi mente siguen alerta máxima, mi corazón se rendía lentamente a Damien. Solo cuando mi estómago empezó a rugir, salí por fin de la ducha. Rápidamente, me puse la ropa y salí del baño. Se me hizo la boca agua al ver toda la comida que había enlazada. Había tortita, tocino, salchicha, gofres con chocolate. No podía creerlo.
- En el momento perfecto, la comida acaba de llegar. Ven a comer antes de que se enfríe.- Damien me hizo un gesto para que viniera.
Mientras Damien llenaba su plato hasta arriba, yo no estaba segura de cuánto podría aguantar. Va bien debió darse cuenta de ello porque miró mi plato, con una tortita y una loncha de bacon y negó con la cabeza. Me llenó el plato y lo puso junto al suyo.
- Tienes que comer, palomita. Tu cuerpo necesita el combustible.- me dijo.
Asentí con la cabeza y empecé a comer lentamente. En cuanto di el primer bocado, gemí. Estaba tan bueno. Nunca me permitieron comer esto cuando estaba con Jordan. No tardé mucho en comenzar a hincarle el diente. Damien tenía razón, mi cuerpo necesitaba energía. Cuando terminé, me senté y gemí.
- Estoy tan llena.
- Bien. Así es como debe ser.- Damien se rió.
- Juro que si ustedes dos están desnudos, mataré a Gabe.- una voz fuera de la puerta me hizo saltar.
Mientras yo miraba a Damien, confundida, él se limitó a negar con la cabeza y a sonreír.
- Es hora de conocer a todos.- me dio su mano, la cual tome con gusto.
Bueno, aquí vamos...
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Reina de los licántropos. (Libro 2)
WerewolfDamien Grey no se parece en nada a su hermano Adonis, no quiere saber nada de su linaje real. Pero cuando la reina Adilah lo llama, no tiene otra opción. Poco sabía él que conocería a Elodie, su verdadera pareja y el amor de su vida. Pero la han eng...