Frío

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Y de repente llega el día en el que ya no crees en sus palabras

acabas recogiendo trozos de tu corazón, pieza por pieza.

Te levantas cada día pensando en como salir, en cómo olvidar aquello que no quieres.

Vuelvo a tropezarme de nuevo con la misma piedra,

y no, esta vez no eres tú, son mis sentimientos contra mi.


Me trataron de duda y acabe dudando de mis acciones,

de mi forma de querer, de mi forma de vivir.


¿Por qué debería sentirme mal?

Ya no puedo estar.


Camino descalzo porque el asfalto ha gastado la suela

de mi zapatilla, y me llaman loco. Cada cristal se clava

más al fondo, y me llaman loco. 

El dolor está pesando y  la angustia no me deja respirar.


¿EN QUÉ MOMENTO DEJAMOS DE MIRARNOS?

¿En qué momento dejamos de ser?


Escucho tu voz que atraviesa por mis tímpanos

pasando por mi alma, saludando para luego no quedarse.

Tengo palabras desordenadas en mi cabeza, y  hay un chiste que no me hace reír.


¿Qué hemos hecho?


Cierro los ojos lentamente y espero tu llegada.

Son las tres de la mañana y aún no puedo dormir me sigo preguntando que hago despierto esperando tu regreso sabiendo que no vas a volver.

He borrado tus fotos y tus besos, he borrado las ganas que teníamos de viajar, estuve esperando sentado en una estación sabiendo que el tren no iba a pasar.

¿Sigues ahí?

Lo siento por quererte, lo siento por no haberme querido.

¿Y cuando empezaste a escribir?

Cuando sentí por primera vez que el alma también llora, y lloré mares y llene océanos, la palabra rabia recorría todo mi cuerpo, y sólo brotaban lágrimas regando las flores que un día tú y yo sembramos.

Que irónico todo.

Me prometió una vida llena de sonrisas, y de una libertad jamás vista. Me confesó que cuidaría de mi alma, pero la lleno de oscuridad y le tapo los ojos.

Hoy, hace frío y necesito un abrazo, pero ya no está para abrazarme.

Me pesa la culpa, la culpa por fallar, fallar a mis sentimientos a mis propios sentimientos.

Vacíe todas mis sonrisas para llenar la tuya de alegría y me olvide de mí.

Se me están borrando los recuerdos de mi mente,

pero ya no sé si siento pena o alivio, y es extraño, con todo lo que fuimos y lo poco que ha quedado. Hoy, han tocado a la puerta pero ninguno de los dos ha tenido la valentía para abrirla, noto como me dice con su mirada que me extraña pero que no puede tenerme, y que rabia.

Aún no se me olvida ese primer encuentro,

donde tu mirada apagada escondía una luz,

la magia que desprendía tu cara al sonreír, 

pero una nube negra se interpuso en su camino.

y hoy, ella ya no está.  

El beso de la mala suerteWhere stories live. Discover now