"Hanbin, muérdeme" Dice Zhang hao de la nada, mirándole a los ojos.
Donde por culpa de una maldición familiar Hanbin se convierte en vampiro y no sabe qué hacer.
Menos mal que tiene a su lindo compañero Zhang hao.
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☆ hanbin t...
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Hanbin respira profundamente y luego sostiene a Zhang hao por los hombros, con los ojos fijos en él. Hao siente que su corazón tartamudea ante la repentina atención, pero rápidamente niega con la cabeza.
"Tengo algo que decirte", dice seriamente el pelinegro.
"Espero que esa sea la razón por la que me trajiste aquí y no, no sé, para ducharte conmigo o algo así", dice Zhang hao en un suspiro. Cuando está avergonzado se pone sarcástico.
Zhang hao espera que Hanbin sonría como siempre lo hace. Una lenta sonrisa con los ojos como medialunas. Hao está acostumbrado a esa sonrisa. Sin embargo, el menor permanece tenso y serio y Zhang hao de repente siente la gravedad de lo que sea que Hanbin tiene que decir. Definitivamente es algo serio y grande.
"Hanbin, ¿qué pasa?" Pregunta finalmente, en voz baja y seria.
"Hyung... soy un vampiro."
Se hace el silencio.
Se miran fijamente durante mucho tiempo. Zhang hao se da cuenta en el fondo de su mente de que este es el momento más largo donde han mantenido contacto visual, pero igual que viene, ignora el pensamiento.
Finalmente, Hanbin suelta sus hombros y se desploma contra la mampara de vidrio, repentinamente cansado.
"No me crees. Por supuesto. Yo tampoco me creería si estuviera en tu situación", dice Hanbin, pasándose una mano por el cabello.
Hao parpadea varias veces, sin palabras y estupefacto. ¿Cómo reacciona alguien ante esa noticia?
"Eh, uhm, eh... ¿Hanbin?"
Hanbin suspira profundamente.
"Soy un vampiro, Zhang hao. Desde hace aproximadamente un mes".
Espera. ¿Qué?
"¿Qué?"
Hanbin se desliza por la mampara hasta sentarse en el suelo de baldosas y abraza sus rodillas contra su pecho.
"Es una especie de maldición familiar, supongo. Salta generaciones, así que la última vez que alguien en la familia se convirtió en vampiro, fueron los bisabuelos de mis abuelos por parte de mi padre. Sucedió en mi cumpleaños.
Al principio no quería creerlo, especialmente porque todavía podía saborear y disfrutar la comida. Pero cuando pasaron dos semanas, sentí un repentino deseo. Es... es diferente a lo que jamás he sentido antes. Es otro tipo de hambre, que no se puede saciar con comida. Llamé a mi mamá y lloró por teléfono. No pensaba que la maldición fuera real. Papá sabía que era real, pero pensó que mi hermana y yo también seríamos omitidos. Terminaron peleando entre ellos.
Yo tampoco quería creerlo así que fingí que todo estaba bien. Pero cada día me siento más débil y más cansado. Es una bendición que las promociones del álbum hayan terminado ya..."
