𝙉𝙤 𝙨𝙤𝙮 𝙘𝙖𝙥𝙖𝙯 𝙙𝙚

71 11 2
                                    

Nuestra querida pareja apreciaba el cielo estrellado, había terminado la lluvia de estrellas que tanto habían disfrutado, quedando en un cálido abrazo apreciando la vista de las ciudades y también disfrutando la compañía del otro.

Duxo tenía puesto el abrigo de Aquino ya que tras haber llorado su cuerpo se había congelado al estará a gran altura, de igual forma fue una buena excusa para estar abrazados en ese momento.

El par aún no recordaba que eran pareja y que no tenían que ponerse excusas.

Aún así, tímidamente Duxo ocultaba su rostro sonrojado entre el abrigo, sintiendo el tacto de Aquino sobre su mejilla. Sonreía tiernamente debido a la felicidad que aún mantenía su cuerpo, o eso podía asimilar el castaño.

Tras pasar aquel momento en silencio, Duxo se digno a hablar de una vez por todas.

"¿Le diremos de todo esto a nuestros seguidores?" pregunto suspirando al pensar en el posible alboroto que se armaria.

"Nah, que ellos en un futuro se den cuenta. No necesitan estar del todo pendientes de nuestras vidas privadas, seguro aumente el fanatismo pero ya ni modo que se le puede hacer." mencionó juntando su nariz con la de Duxo, con los ojos entre cerrados apreciaba la sonrisa y aquel sonrojo de cerca, alejándose un poco para luego depositar un beso sobre aquellos labios rosados.

Duxo ya más calmado gracias a las acciones y palabras del oji-miel, sintió como después de eso un peso sobre su hombro notando como Aquino posicionó su cabeza sobre el en busca de más comodidad.

Volvió a sonreír concentradose en las luces que provenían de la ciudad.

Perdiendo su vista entre aquellas hermosas vistas, tantas luces, tantas vidas, tantas personas representadas en tantas luces.

Tan hermosas y brillantes luces.

Tras pasar un poco más de tiempo ahí, los dos caminaron hacia el vehículo, aunque el castaño estaban que le picaban las manos al querer juntarlas con quien sería su chico, este notando esto y tomando la iniciativa, acariciando su mano y entrelanzandolas, apartando la mirada apenado, ocultando esa felicidad que demostraba su sonrisa.

Aquino quien moría de ternura hizo el agarre más fuerte y luego de poder jurar en sus corazones amor eterno ambos volvieron a casa, junto con el tiempo, junto con sus risas, sus caricias y más que nada, sus sueños.

Sueños eternos sueños felices llenos de amor, llenos de lo que sentían sus corazones alocados, necesitados de si, acelerándose emocionado con cada roce, cada sonrisa, cada caricia, cada uno de los sueños.

Juraba no creer la realidad, una de felicidad donde sin importar lo que pasarán ahí estaban, juntos.

Juntos.

─ Juntos. . . ─ menciono el castaño acariciando la mano de su amado quien reposaba en su cómoda cama de tonos morados.

Y como si fuera la primera vez que se tomaron de las manos siendo una pareja, se sonrojo, sonrió y una sensación cálida recorio su cuerpo observando como Duxo por fin abría sus hermosos ojos lilas, quienes empezaban a amenazar con los tonos grises de la muerte.

Una lágrima escapaba con la tristeza de no poder cumplir sus sueños, sus hermosos y fantaseosos sueños. Aun así, jurando estar a su lado, juntos.

─ Aquinito, ay Aquinito. ¿Cuantas veces te he dicho que no llores? Recuerda que estaré bien, pronto regresara todo a la normalidad. ─ acarició y entrelazo sus dedos con los del oji-miel quien sonreía mientras aclaraba el tono de su voz rasposa.

─ Me estas volviendo loco Duxo. . . Loco por ti. ─ sabía que si susurraba el azabache no le escucharía, su sistema auditivo estaba fallando y el azabache le había insistido en no gastar dinero en él, que él solo se recuperaría como en sus sueños donde la felicidad abundaba, tomados de la mano en una vida adolescente en donde podían disfrutar el aire acariciar sus rostros sonrojados y sonrientes.

¿ 𝘠𝘰. . . 𝘛𝘦 𝘩𝘦 𝘗𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰 ? // 𝘋𝘶𝘹𝘪𝘯𝘰. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora