Milk - Faith

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Sus dedos encuentran mi centro, y siento cómo me frota arriba y abajo lentamente. La presión es exactamente lo que necesito, y balanceo mis caderas contra ellos. Cuando siento que empuja dentro de mí, mis ojos se abren de par en par. Anoche solo me había metido uno, pero cuando miro hacia abajo veo que me está metiendo y sacando dos. Mi cuerpo se aprieta a su alrededor como si supiera exactamente qué hacer.

 —Esto está bien, ¿verdad, tío Amos? ¿No me meteré en problemas?— Me siento tan bien que me pregunto cómo esto no puede ser un pecado. 

 —No, chica, no te meterás en problemas. No se lo digas a nadie. — Me lame el cuello y asiento antes de que su boca vuelva a mi pezón. 

 —Sí, señor. — digo y cierro los ojos. Sus dedos entran y salen con tanta facilidad que debe de ser por eso que lo hace con más fuerza. Me gusta lo rápido que va ahora, y cuando se amamanta al mismo tiempo, se me corta la respiración. 

 El mismo placer de la noche ligera recorre mi cuerpo y estalla en cada centímetro de mi piel. Siento los pechos menos llenos y siento un cosquilleo en las partes íntimas cuando saca los dedos de mi interior. 

 Veo cómo el tío Amos los lame y luego acerca su boca a la mía. Me sorprende porque nunca he visto a esposos besar a sus mujeres, pero quizá para nosotros sea distinto. Cierro los ojos y abro un poco la boca cuando su lengua empuja mis labios. Saboreo algo ácido y dulce, y no lo odio.

 El tío Amos gime y se aparta para mirarme. —Déjame comer este desayuno que me has preparado antes de que se enfríe, y luego te llevaré al granero.  

— ¿Puedo ayudarte a trabajar en la granja hoy? — pregunto mientras me abrocho la parte delantera del vestido y voy a buscarle un poco de café. 

 —Sí, te voy a poner a trabajar muy bien. — Sus ojos recorren lentamente mi cuerpo mientras le lleno la taza y me sube a su regazo. — ¿Sientes esto?— Pone mi mano sobre su entrepierna, y hay un bulto enorme en la parte delantera de su overol. —Tu tarea es cuidar de esto, corderita. Asegurarte de que no me duele.

 —Sí, tío Amos. — digo y asiento como una buena chica. 

 —Ahora abre, voy a hacer todo lo posible para poner algo de peso en ti.

Me tiende el tenedor lleno de galletas y salsa de salchichas. Hago lo que me dice y me da de comer de su plato, cogiendo un poco para él. A mitad de la comida, le sirvo un poco más porque no quiero que se quede sin comer. 

 Me pone una mano en la cadera mientras me da de comer y no recuerdo ninguna mañana en la que me haya sentido tan cuidada. Quizá incluso amada. 

Leche para mi tío de Ar Taboo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora