Milk - Faith

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Estoy tan excitada con la idea de tener mis propios bebés que hago exactamente lo que me dice el tío Amos y me pongo a cuatro patas. Sin que me lo pida, me subo el vestido por detrás para que pueda meterse entre mis piernas. 

 Recuerdo que las esposas me decían que esa era una buena forma de quedar embarazada, así que abro bien las piernas y empujo mi trasero hacia arriba.

 —Maldita sea, chica, estás jodidamente ansiosa, ¿no? — Siento sus manos rozarme los muslos antes de que su virilidad me apriete. —No te preocupes. Voy a tratar este coño muy bien. 

 Me presiona en la entrada y luego siento que empuja un poco. Me tenso y entonces el gran cuerpo del tío Amos cae sobre mí. Su peso me mantiene quieta y su barriga me inmoviliza. No puedo moverme, y cuanto más empuja, más me duele. 

 —Tío Amos. — gimo y empiezo a moverme. 

 —Shh, acabará pronto. No hagas ruido. — Puedo sentir su respiración agitada contra mi mejilla mientras empuja dentro de mí. —Jesús, está apretado. — Me suda la espalda y cierro los ojos. —Oh Dios, corderita. Así es como te ganas el sustento. 

 De un fuerte empujón, la mete hasta el fondo, y mi boca se abre en un jadeo silencioso. Pero el tío Amos no se detiene, se abalanza sobre mí como un perro y me besa al oído.

—Eso es, ahora estás lista. — Sigue penetrándome más y más fuerte. —Después de esto, puedo follarte cuando quiera. 

 Es tan pesado y duro que me estoy mareando, pero me recuerdo a mí misma que así es como consigo un bebé. 

 —Vas a hacerme papá, ¿verdad? — dice como si leyera mis pensamientos. —Te dije que quería esperar, pero no me dejas. Ya estás intentando robármelo, corderita. Lo noto.

 Me aprieto a su alrededor y gime de placer. Lo curioso es que yo también me siento bien cuando lo hago. Así que vuelvo a hacerlo y el placer vuelve a surgir. Me inclino sobre el heno para que mi trasero quede al aire y miro al tío Amos. 

 Está sentado y desnudo, salvo por el overol que le rodea los muslos y el sombrero de vaquero. Veo su virilidad dentro de mí y, cuando lo aprieto, se le van los ojos a la nuca. Sigo haciéndolo porque le encanta, y me cabalga como un caballo de rodeo. Su vientre me empuja el trasero cuando me penetra, y me encanta sentir su peso. 

 —Este es nuestro secreto, ¿verdad? — me dice, y asiento. —Así me gusta. Si quedas embarazada, cuidaré de ti.

Mi cuerpo está tan excitado por lo que el tío Amos me está haciendo y por la idea de tener un bebé que es demasiado. El placer aumenta y luego explota cuando la liberación se extiende por cada miembro. 

 —Si sigues corriéndote así, te reproduciré en el primer intento. — gruñe mientras me penetra. —Eso te abrirá de par en par.

Leche para mi tío de Ar Taboo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora