Capítulo 1

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Oigo el constante ruido de la lluvia golpeando el cristal de mis ventanas. Me revuelvo en mi cama y mi brazo se topa con algo, o mejor dicho, alguien. Abro los ojos lentamente para encontrarme a Aiden. Sonrió al ver lo perfecto que se ve por las mañanas y depósito un beso en sus labios rosados y carnosos. Me levanto de la cama y voy al baño rápidamente, ya que estoy desnuda y el frio hace que tiemble sutilmente. Entro a la ducha y dejo el agua correr hasta que está lo suficientemente caliente. Ahogo un grito de sorpresa cuando siento como dos brazos me rodean.

–Buenos días preciosa– dice Aiden pegándome a su cuerpo desnudo.

–Bue... buenos días cariño– suelto con nerviosismo al sentir su dureza contra mí.

–Te ves muy apetecible, así, cubierta por una fina capa de agua– dice y me aparta el pelo del cuello para empezar a besarme.

–Tu siempre te ves apetecible– digo, y para su sorpresa, me doy la vuelta– ¿Qué?– pregunto enarcando una ceja.

Me vuelve a besar, pero esta vez en los labios. Tomo su pene entre mis manos y lo masajeo suavemente recibiendo un pequeño gemido por su parte.

–Joder– dice separando ligeramente sus labios de los míos para, después, volver a unirlos.

Me levanta y mis piernas lo rodean instintivamente. Apoya mi espalda contra la fría pared cubierta de vaho y suelto un pequeño gemido cuando nuestras partes íntimas se rozan. Entra en mi sin previo aviso, gimo y clavo levemente mis uñas en su espalda. Me embiste con fuerza y suelto gemidos bastante sonoros cuando llego al clímax.

–Joder, estas muy prieta, Shyl– dice saliendo de mí y suelto un gruñido de desaprobación.

Mordisquea el lóbulo de mi oreja, besa y lame mi cuello y lo incito a seguir soltando gemidos. Sigue bajando, soltando besos húmedos por mi caliente piel. Veo como se relame y muerde su labio inferior cuando llega a la altura de entre mis muslos. Abre mis piernas y presiona con su pulgar mi clítoris y me mira con picardía.

–Por favor– suplico e introduce un dedo en mi vagina.

– ¿Qué quieres?

–A ti– digo con voz temblorosa.

– ¿Puedes ser más específica?

–A ti... entre mis piernas.

–El ángel sentencia y el demonio obedece– dice regalándome una media sonrisa y muerde su labio inferior antes de meterse entre mis piernas.

Arqueo la espalda y gimo con fuerza al sentir su lengua en mi húmeda vagina. Introduce sus dedos en mi pero no deja de lamerme, dándome, así, un placer exquisito. Gimo fuertemente y me corro con fuerza. Aiden me agarra para no caerme y beso su pecho.

–Te amo– digo y me rodea con sus brazos, apegándome más a él.

–Avísame cuando salgas de la ducha para entrar– dice y sale sin darme tiempo a contestar.

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