Mi asco hacia Zayn aumenta con cada detalle que suelta Rose.
–No me puedo creer que te haya usado desde el principio– la interrumpo y limpio una lágrima solitaria que se desliza por su mejilla.
Asiente levemente y me rodea con sus brazos.
–Pero aun no entiendo lo de Todd –digo y noto como frunce su ceño.
–Tú lo que quieres es que te diga como folla, ¿verdad? – dice en tono burlón.
–Claro– digo sarcásticamente.
Escucho la risa de Todd y ruedo los ojos.
– ¡Si quieres te enseño como lo hago! – grita desde la cocina.
–No, gracias –digo y aguanto la risa.
–Tú te lo pierdes –dice entrando al salón y se sienta frente a mí en uno de los sillones.
–No creo que me pierda mucho –lo pincho.
–Yo tampoco me pierdo nada –contraataca.
–Sigo aquí – dice Rose y suelto una pequeña risa.
–Tengo que irme –digo y me pongo de pie para marcharme.
–Adiós, puta– dice Rose y sonrío.
Es genial que se haya recuperado tan rápido.
–Cuídate, furcia– grito desde la entrada.
Cierro la puerta y bajo los escalones de dos en dos planteándome la idea de si volver la casa o no.
Subo al coche y cojo mi móvil. Encuentro trece mensajes, todos de Aiden. Paso de leer así que lo llamo.
Lo coge al primer pitido y antes de poder decir nada, me grita.
– ¿Dónde cojones te habías metido?– me brama.
– He salido a comprar– digo y el temor se nota en mi voz.
– Perdón– dice y suelta un largo suspiro– No pretendía gritarte, es que... estaba jodidamente preocupado.
– No pasa nada.
– Ha habido un accidente y por un momento pensé que eras tú – dice y no puedo evitar sonreír al ver como se preocupa por mí.
– Termino las compras y voy, ¿vale?
–Vale, pero por dios, ven con cuidado– suplica aun preocupado.
– Lo tendré – digo y suelto un suspiro inaudible– Te amo.
–Yo también te amo– dice y sé que está sonriendo.
Cuelgo y arranco el coche.
Llego al centro en menos de diez minutos y en tres cuartos de hora he comprado todo lo que necesitaba. Dejo las cosas en el coche y busco una librería. En cuanto la encuentro, entro y pregunto por el tercer volumen de la saga After a una joven con el pelo azul.
Me pide un segundo y se pierde entre las estanterías. Al cabo de un par de minutos vuelve con el libro en sus manos.
–Te encantará– dice y mete el libro en una bolsa.
–No es para mí– digo y le doy el dinero.
–Deberías leértelo– dice cogiendo el dinero.
–Lo haré– digo cogiendo la bolsa y esbozando una sonrisa– Gracias.
–A ti– dice risueña.
Salgo a la calle y el frio aire de invierno cata mi piel. Corro al coche y cuando subo pongo la calefacción al máximo. Salgo del aparcamiento y vuelvo a casa lo más rápido que puedo.
Cuando llego a casa busco a Aiden, pero no lo encuentro por ninguna parte. Dejo las bolsas ordenadamente en nuestra habitación y me siento en el enorme sofá del salón, esperando a la vuelta de Aiden.