Volvió a sentarse y reanudó su trabajo; las ratas del zócalo volvieron a sus cabriolas. Sin embargo, ahora no le molestaban; al contrario, su presencia le proporcionaba una cierta sensación de compañía. Pero no pudo concentrarse en el estudio y, después de intentar inútilmente dominar el tema que tenía entre manos, lo dejó con desesperación y fue a acostarse, justo cuando el primer resplandor del amanecer penetraba furtivamente por la ventana que daba al este. Durmió pesadamente pero inquieto, y soñó mucho; cuando le despertó la señora Dempster, ya muy entrada la mañana, su aspecto era de haber descansado mal, y durante algunos minutos no pareció darse cuenta exacta de dónde se encontraba. Su primer encargo sorprendió bastante a la criada.-Señora Dempster, cuando me ausente hoy de casa quiero que tome la escalera, saque el polvo y limpie bien todos esos cuadros..., especialmente el tercero a partir de la chimenea. Quiero ver qué hay en ellos.Hasta bien entrada la tarde estuvo Malcolmson estudiando a la sombra de los árboles; a medida que transcurría el día notó que sus asimilaciones mejoraban progresivamente y fue volviendo al alegre optimismo del día anterior. Ya había conseguido solucionar satisfactoriamente todos los problemas que hasta entonces le habían eludido, y se encontraba en un estado tal de euforia que decidió hacer una visita a la señora Witham en «El Buen Viajero». La encontró en su confortable cuarto de estar, acompañada por un desconocido que le fue presentado como el doctor Thornhill. La mujer no parecía hallarse totalmente a gusto, y esto, unido a que el hombre se lanzó de inmediato a hacerle toda una serie de preguntas, hizo pensar a Malcolmson que la presencia del doctor no era casual, así que dijo sin ambages:-Doctor Thornhill, contestaré gustosamente cualquier pregunta que quiera hacerme, si primero me contesta usted a una que deseo hacerle yo. El doctor pareció sorprenderse, pero sonrió y respondió al momento:-¡De acuerdo! ¿De qué se trata?-¿Le pidió a usted la señora Witham que viniera aquí a verme y aconsejarme? El doctor Thornhill, se mostró por un momento desconcertado, y la señora Witham enrojeció vivamente y volvió la cara hacia otro lado; sin embargo, el doctor era un hombre sincero e inteligente y no dudó en contestar con franqueza:-Así fue, en efecto, pero no quería que usted se enterase. Supongo que han sido mi torpeza y mi apresuramiento los que le han hecho sospechar. Pero en fin, lo que me dijo fue que no le gustaba la idea que estuviese usted en esa casa completamente solo, y tomando tanto té y tan cargado. Deseaba que yo le aconsejase que dejara el té y no se quedara a estudiar hasta tan tarde. Yo también fui un buen estudiante en mis tiempos, y por ello espero que me permita tomarme la libertad de darle un consejo sin ánimo de ofenderle, puesto que no le hablo como un extraño, sino como un universitario puede hablarle a otro. Malcolmson le tendió la mano con una radiante sonrisa.-¡Choque esos cinco!, como dicen en Norteamérica -exclamó-. Le agradezco mucho su interés, y también a la señora Witham; y su amabilidad me obliga a pagarles en la misma moneda.
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La Casa Del Juez - Bram Stoker
ClassicsUna casa de campo y un estudiante que, aferrado a su racionalidad, se niega a creer en la leyenda negra que rodea el lugar. Pero llega un momento en que la evidencia resulta innegable: la casa está maldita. Y, además, las ratas ocupan todos los rinc...