Dejame cuidar de ti.

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Déjame Cuidar de ti.

"Tus manos son tan lindas papi" murmuró Max, y Sergio sintió que la excitación se apretaba en su vientre ante las palabras del joven. "Se sienten tan bien conmigo".

Sonrojado por el elogio, Sergio agachó la cabeza y depositó suaves besos sobre el firme pecho de Max, su lengua pasando primero por un pezón, luego el otro, haciendo que el más joven suspirara suavemente y deslizara una mano por su cabello, su piel era sedosa y cálida bajo su boca y Sergio no podía tener suficiente de él, sus manos deslizándose arriba y abajo por esas largas piernas.

"¿Te gusta mi cuerpo?" Preguntó Max con dulzura y esa mirada calculadora volvió de nuevo pero Sergio no podía concentrarse demasiado en esos detalles con ese cuerpo perfecto en exhibición, por lo que solo asintió, envolviendo su mano alrededor de la polla de Max y acariciándola lentamente mientras el más joven se arqueaba, todo bonito para él absorbiendo toda la atención, era como tener una estrella porno en su cama, alguien que actuaría sólo para él, pero Sergio nunca había visto a nadie tan sexy como Max, Karely Ruiz no le llegaba ni a los talones.

"Puedes hacerme lo que quieras, soy tuyo", dijo suavemente y Sergio enterró su rostro en el firme vientre de Max, sacudiendo la cabeza.

"No puedes ser mío, no mientras yo sea suyo", murmuró y Max simplemente le acarició el pelo y le hizo callar de nuevo.

"Soy tuyo por ahora, así que dime cómo me quieres" exhaló, guiando la cabeza de Sergio hacia arriba para mirarlo, no creía que pudiera negarle nada a Max en ese momento; se sintió impotente ante esas dulces y seductoras palabras, ese hermoso rostro, ese increíble cuerpo.

Todos los pensamientos sobre las consecuencias, sobre lo que pasaría si Christian se enterara, salieron volando de su cabeza; todo en lo que podía concentrarse era en el hermoso hombre que se ofrecía a Sergio en bandeja de plata, prometiendo darle lo que quisiera. Gran parte de su vida estuvo dominada por Christian, en hacerlo feliz y satisfaciendo sus necesidades, que la cabeza de Sergio daba vueltas pensando que alguien finalmente lo cuidaría.

"Dime lo que quieres papi" dijo Max, sentándose y deslizando sus brazos alrededor de Sergio, guiándolo hacia arriba. Esos labios carnosos presionaban suaves besos contra la línea de su mandíbula y Sergio se inclinó hacia ellos, hambriento de los tiernos toques que se había perdido durante su matrimonio con Christian. "Dime lo que quieres y podrás tenerlo, puedes tener todo conmigo".

Sonaba como una promesa.

Sergio enterró su rostro en el cuello de Max, abrazando al niño con fuerza, no iban a poder hacer esto una vez que Christian regresara ya que era demasiado arriesgado, sin embargo Sergio no sabía cómo iba a vivir sin él, cuando no sabía lo que se estaba perdiendo era fácil, pero ahora que ya sabía sería el infierno. "Lo quiero todo contigo" murmuró en el hombro de Max.

"Puedes tenerme" dijo, haciéndolo callar cuando Sergio sacudió la cabeza nuevamente, luego guió al mexicano hacia la cama antes de moverse para sentarse a horcajadas sobre él. "Yo me ocuparé de ti."

Max lo besó suavemente antes de abrir el cajón de la mesita de noche, rebuscando hasta encontrar una botella de lubricante, Sergio acarició sus firmes muslos, con los ojos recorriendo ese cuerpo en forma. Después de estar con Christian durante tanto tiempo, Max le parecía perfecto, impecable en todos los sentidos, aunque Sergio sabía que estaba siendo tonto: el cuerpo de todos tiene defectos, no hay un humano perfecto (sin contar a Harry Styles claramente) pero su cabeza estaba nublada por el deseo y la lujuria, no podía recordar haber visto algo tan hermoso como Max encima de él, en su regazo vertiendo lubricante en sus dedos.

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