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Harry le mostró a su hermana la lista de los libros, luego le enseño el permiso que debía firmar los Dursley.
Sin duda alguna, Jane le encantaría ir a Hogsmeade, pero dejar que su orgullo caíga solamente por un permiso, así que se negó en preguntarle a tío Vernon
—Antes de bajar...–Harry le enseño una carta, la castaña pudó decifrar la letra y le quitó la carta
Miró la hermosa caligrafía que tenía aquel sobre, sin darse cuenta sus mejillas se coloraban y mantuvó una sonrisa de oreja a oreja.
—No tardes en bajar, sino la tía Petunia nos castigará de nuevo.–ella le hizo un gesto y Harry cerro la puerta de la habitación
Entre abrío sus labios, con las llamas de sus dedos pasaba alrededor del sello que tenía, sabía que era una carta de querido "admirador secreto".
En su segundo año de Hogwarts, empezó a recibir cartas anonimamente, al principio no sabía que decir, pero con el tiempo empezó a contestarlas. Jane se enamoró de esa persona, pero desconfiaba sobre aquella persona.
Draco Malfoy, le hacía bromas, hasta que un día el chico empezó a cambiar muy drásticamente, no le dió importancia, pero le agradaba bastante su convivencia.
"Mi Querida Princesa Pociones"
Disculpa por la gran falta de comunicación que he tenido en estos días, espero que tus vacaciones te hayan ido bien.
En verdad, es un martirío no poder verte todos los días, quiero ver esa linda sonrisa y como se enchinan tus ojos cuando sonríes, de alguna manera me encanta verte y a la vez como te estás peleando con el prefecto de Weasley.
Mis vacaciones fuerón normales, siendo sincero no me gustaría presumir y menos a tí, porque es mejor cuando te lo pueda decir en tu cara y ver como tus ojos azules brillan de tanta maravillosidad.
Jane, no confió en mi mismo en poderte decir quien soy yo, pero si un día lo hago... ¿podrías no alejarte de mí?
En estos momentos tendré que hacer unas cosas.
¡Hasta luego, princesa pociones!
Atte: D.L.M.B.
Dobló la carta y suspiró, em esos momentos se había dado cuenta que tenían algo en común, no confíaban en ser buenos para ellos el uno hacía el otro.
Jane dejó la carta en la mesita de noche y se fue del cuarto. Había tardado más de diez minutos y sabía que tía Petunia la molestaría nuevamente.
