Muchos días me siento triste. A veces, parece que este mar de tristeza no tiene orillas. Las nubes se tornan grises y el cielo oscurece, eclipsando cualquier rastro de alegría. Las lágrimas son compañeras silenciosas que viajan por mis mejillas, aunque a veces decidan quedarse al borde del precipicio, sin llegar a lanzarse. Todo se hace cuesta arriba, el corazón pesa, y el pecho duele. Todo se envuelve en una niebla de desánimo, en un silencio profundo. A pesar de todo, siempre hay una luz que nos va a guiar hacia el camino de la alegría, hacia la esperanza, que hará que volvamos a ilusionarnos de nuevo.
27/09/2023