Capítulo 4

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Al llegar me encontré con esas dos niñas que me hacían querer vivir para protegerlas.
-¡¡¡Helena!!!- decían corriendo las dos niñas con los brazos extendidos en busca de un abrazo.
Yo solo abrí mis brazos y esbocé una sonrisa- Elizabeth, Luz- las abrace, ellas muy felices me empezaron a contar de las travesuras que habían hecho durante el día
-Elizabeth, yo estábamos en la cocina y agarramos un galleta - ellas se rieron y yo solo me decía ¿cuánto desearía por tener esa misma felicidad que ellas tiene?, Nos en caminamos hacia la puerta del orfanato.
Al entrar se encontraba Marta con los brazos cruzado y el ceño fruncido al ver Elizabeth y luz manchadas de lodo en todas partes
-¡Elizabeth y luz métanse a bañar ya!- las niñas se entristecieron al escuchar la orden que Marta les había dado.
Se fueron cabeza abajo rumbo a sus cuartos a bañarse. Mientras que yo solo me le quede viendo de manera desafiante en espera de algún regaño, pero no hubo regaño alguno lo cual me sorprendió y me hizo dudar de la razón pero mis respuesta fue contestada tras escuchar voces en la sala de adopción, mi corazón se encogió, todo estaba claro marta y su comportamiento sutil con migo , las niñas que se han metido a bañar y los dos señores en la sala de adopción , -¡valla pero que día¡ -me encamine hacia mi cuarto; al entrar en el mis lágrimas salían cual gotas de lluvia , mis piernas se desvanecieron en el suelo, alce mi vista y de lado derecho para encontrarme aquella única foto de mi madre después del accidente, la agarre y la observe por un rato, se veía tan feliz, bella, sus ojo mostraban una luz tan grande que al verla me daba la esperanza de algo mejor.
Escuche al Elizabeth y Luz bajar por las escaleras felices, me levante deje aquella fotografía en su lugar y Salí no sin antes limpiar mis lágrimas aun sabiendo que no le servirá de nada ya que ya que de nuevo la soledad acompañara mis penas.
-Helena ¡ya llego papa y mama por nosotras!- he ahí mis lágrimas, una parte de mí se sentía feliz por ellas porque siempre al terminar el día cuando las iba arropar para que puedan dormir bien siempre me preguntaban
-verdad ¿que mañana papa y mama van a venir por nosotras? - Yo solo las veía y les decía
- nunca pierdan la esperanza porque si alguna vez la pierde será como estar en un túnel solo en donde por más que avances se hace más largo.
Pero otra parte de mi las envidaba al saber que ellas por fin lograron su sueño. Ellas se separaron de mi rompiendo ese abrazo de despedida las vi de pies a cabeza tenían un hermoso vestido azul con unos zapatos de charol y sus pelos sueltos algo en mi mente me decía "dos más que se van de tu vida y te dejaran sola". Yo solo me despedí y les di las gracias por todos aquellos momentos que pasamos juntas, ellas salieron con sus maletas en las manos los señores se alejaban dejándonos a marta y a mí en completa soledad.
Me adentré al cuarto de las niñas, observando todo lo que en él había. Los recuerdos invadieron mi mente con esas ganas de hacerme sufrir como siempre, el recuerdo de cuando llegaba de la escuela y ellas siempre me esperaban con los brazos abiertos , con un dibujo de ellas dos, con dos señores más. Creo que he llegado en varias ocasiones a pensar que el ser humano en si esta hecho de recuerdos, como si su esencia fuera nacer de esto mismo algo así como si estos hicieran o crean tu identidad; continúe observando. Al pasar por aquella mesa en donde surgía su inspiración, justo en frente de esta me di cuenta que se encontraba el juguete favorito de Luz, pero no estaba solo, se encontraba con el collar de Elizabeth que le había dado de regalo en su único y primer cumpleaños en el orfanato, mis lágrimas han segado mi vista, no quería llorar, ahora ellas son felices; Pero no pude más, solté mis lágrimas, a veces desearía ser más fuerte para enfrentar todo pero sabía que no era así y que como todo en el pasado ya no tiene solución, ahora solo tenía que aprender a enfrentar las cosas sola, me acosté en la cama en donde yo solía arroparlas, no tenía deseo alguno de dormir.
Podía en ocasiones sentir que ellas estaban aún aquí, pero la realidad era otra. Al parecer mis pensamientos hicieron que las horas pasarán rápido. Al girar mi cabeza para ver aquel reloj de pared, me di cuenta que solo faltaba 5 minutos para tener que levantarme y enfrentarme a lo que el mundo me tenía preparado para hoy.
-¡Helena ya levántate!- se escuchó la voz de Martha en el segundo piso, llamando como es de costumbre en la puerta de mi cuarto, me levante y salí del cuarto de las niñas me metí al baño a cambiarme con el uniforme y al salir se encontraba Martha.
-¡Helena no vi que bajarás!- dijo con tono de susto, yo solo me la quede viendo inexpresivamente.
-perdón - dije sin algún sentimiento de culpa.
-buenos días- me dijo, le contesté el de la misma manera
- buenos días- , le contesté el de la misma manera pero solo podía pensar en que en este momentos estas son la palabras más sucias odio esta mañana en particular a cualquier otra.
A los 5 minutos terminé mi desayuno y salí rumbo a la escuela me encontraba esperando el autobús nuevamente como era rutina de todos los días. Al llegar el bus me subí y el conductor me saludó con la mentira más grande del mundo, nueva mente al escuchar esas dos palabras me dieron ganas de golpear a alguien.
- buenos días-me dijo en tono amigable, sabía que no había nada de "Buenos" en este día y además sabía que iba a hacer un día muy largo.
-buenos días- le dije para responder el gesto gentil, pero en mis adentros solo sentía ganas de matar a la siguiente persona que me salude de esta manera, que acaso no se han puesto a pensar que hay personas que tienen un día de perros, eso es una falta de consideración de la sociedad hacia las personas que tiene una mañana pésima, Pero claro a quién le importa eso, a quien le importa si te estas muriendo por la mañana, ellos al parecer no les importa, Bajé del bus justo en la esquina enfrente de la casa de Christian, no estaba de humor para enfrentarlo hoy, continué mi camino para llegar a la escuela, sabía que quizá iba a ser imposible evitar no ver lo ya que sin querer lo pienso e inconscientemente lo busco con la mirada.
Me encontraba a sólo unos metros de distancia para entrar a la escuela nuevamente, al pasar estaba tan absorta en mis pensamientos que no me fijé en el momento en el que uno de mis compañeros me había metido el pie para hacerme tropezar , me encontraba en el suelo con las manos llenas de cortadas, y mis rodillas llenas de sangre al igual que mis manos, el dolor de era agudo, alcé mis vista para darme cuenta que todos a mi alrededor se encontraba burlándose de mi o de lo contrario grabando la ocasión , pero mi mirada se fue opacando por las lágrimas acumuladas en mis ojos, baje mi rostro pero al instante una sombra me cubrió, iba alzar para ver pero no sin antes quitar aquellas lágrimas que salieron sin permiso alguno, allá estaba el con la mano extendida ofreciendo su ayuda; acepté aquel gesto generoso y de un momento a otro ya me encontraba entre sus brazos. El para tranquilizarme me dijo.
-Una princesa como tú no debe llorar - yo solo dudaba que aquella denominación de " princesa " no me quedaba, pero intentar persuadir aquel cumplido seria como una falta de educación y como siempre mi mente dice algo pero mi cuerpo expresa otra cosa ya que no tarde en ponerme roja y bajar la mirada, el me agarró al barbilla para levantar mi cabeza.
-sabes apenas te conocí ayer y algo me mí me pide a gritos protegerte-me dijo quitando un par de lágrimas que habían salido.
En ese momento me sentí como cual vil muñeca de trapo, débil pero a la vez me sentía completa, el me llevó a la enfermería para curar aquellas heridas, real mente en ese momento no sabía que me dolía más el corazón o las heridas por que como siempre ese algo que no me deja vivir, aquel pensamiento de que algún momento me dejaría carcomía y allá estaba, el recuerdo de aquella despedida.
El termino de curar mis rodillas y al levantarse se dio cuenta que estaba pérdida en un punto fijó como siempre para evitar que vea aquella tristeza mía que se ha ido reflejando con cada lágrima derramada.
Mi mirada daba a la ventana que dejaba ver aquel árbol, esperaba que Christian pensara que la tristeza que en mi reflejaba solo era por la melancolía que me ocasionaba aquel, pero al parecer se dio cuenta que aquel árbol no me ocasionaba nostálgica si no que, algo invadía mi inquietud.

Desde mi corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora