𝐏┇Brian sintió que él no era suficiente para su novio, que un Beta no podía complacer a un Alfa, y tenía muchas dudas ya que Ignacio nunca lo había tocado de ese modo, pero haría todo lo posible para tratar, aunque sea, una vez.
Y una compra en int...
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Maestro salió primero, extendiéndole la mano a su novio. Tomó las batas de baño y se apresuró a ayudar al rosarino, sosteniéndola para que su novio pasara los brazos y acomodándola para que no se le cayera a mitad de camino. Luego se puso la propia; lo hizo con lentitud —después de todo, la calefacción condicionaba el ambiente a un lugar cálido— a propósito, permitiéndose disfrutar y sentirse un poquito orgulloso de su trabajo realizado sobre el cuerpo de su novio. No sabía qué era mejor, si la piel morena con marcas en toda la extensión del pecho y cuello o el rostro ido que ponía Brian, con sus párpados adormilados, labios hinchados y sus mejillas rosadas.
Maldición, su pene iba a explotar en el interior de su bata, y él definitivamente no quería lavar eso.
Sujetó con suavidad y tranquilidad la mano de Brian y, de la misma forma, lo movió hasta la habitación a paso calmado; no había ningún apuro en llegar, el Alfa estaba seguro de que ninguno de los dos iría a ningún lado en un buen rato. Rio entre dientes al ver las temblorosas piernas de su novio y su torpe manera de caminar, era muy tierno debido a sus pequeños ojitos brillosos y expectantes que le miraban de reojo y huían del contacto visual.
Acomodarse en la cama tal vez fue lo más raro hasta el momento, pero no en un mal sentido, sino que sus miradas se encontraron cuando Maestro se colocó entre las piernas del pelinegro y se acercó a su rostro, y los nervios que antes no sintieron ahora los hacía reírse tímidamente.
Brian terminó por acortar los pocos centímetros entre ellos, reacio a seguir más tiempo separado del Alfa, y Maestro lo recibió gustoso. No fue intenso ni pasional, más bien amable, dulce, con un ritmo apacible que les permitiría probarse y disfrutar.
"Quiero que me des un golpe con todas tus fuerzas en caso de que me vuelva tonto cegado por el celo." Solicitó el más alto al separar sus labios, pero sin alejarse en lo más mínimo, sólo lo suficiente para poder hablar.
Brian soltó algunas carcajadas, pero sabía que hablaba en serio. Maestro lo observó con un puchero que se desvaneció tras una risa.
"No te preocupes." Murmuró cerca de sus labios. "Quiero- Necesito todo de vos. Estoy preparado."
