Capitulo 25

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Izan:

—Estás nervioso ¿no? —me pregunta Rebeca con un poco de burla.

—Voy a ver a nuestro hijo por medio de una pantalla, claro que estoy nervioso, Be.

—¿Hijo?

—Bueno, no sabremos que es hasta dentro de algunos meses, entonces por eso le digo así.

—¿Y que preferirías niño o niña? —me pregunta.

—No sé como responder a eso.

Escucho que nos llaman para ir dentro del lugar donde se hacen las ecografías.

Cuando pasamos la doctora nos sonríe.

Y luego de algunos minutos hablando le dijo a Rebeca que se acostara en la camilla y le puso un líquido en el abdomen y toma el transductor para pasarlo por la barriga de Rebeca.

De inmediato veo que aparece en la pantalla la imagen.

Siento una emoción increíble, muy parecida a cuando sospeché que Ada era mi hija.

—Todo parece estar correcto —habla la doctora—, ¿podemos proceder a escuchar sus latidos?

—Sí, por favor —le digo y observo a Rebeca viéndome con una sonrisa.

Y ahí empiezo a escuchar los latidos de nuestro bebé.

Tomo la mano de Rebeca y le doy un beso en los nudillos, los dos sonreímos, no puedo explicar lo que siento justo ahora.

La doctora nos observa con una sonrisa.

—¿Es su primer embarazo? —pregunta mientras vuelve a observar la pantalla.

—Ah, bueno, se podría decir que sí —le dice Rebeca.

—Tenemos una hija, pero no pude estar presente durante el proceso —ella asiente y sigue observando.

—Bueno, el feto tiene seis semanas, y todo está en orden, ¿quieren que les mande a sacar algunas fotografías de la ecografía?

—Sí, gracias.

Ella sale de el lugar dejándonos solos.

Rebeca se sienta y me sonríe.

—Yo pensé que ya después de el primer embarazo no me iba a emocionar mucho en el segundo.

—Supongo que todos los embarazos son emocionantes.

—Al parecer sí.

Minutos después salimos de ahí llevando las fotos de la ecografía.

Y fuimos por Ada, la dejamos en casa de mi madre, ya que hablamos y decidimos que un día estaría con Gael y el otro día con mi madre hasta que termináramos de trabajar, a ellos les pareció bien.

—¿En dos días es la cena en el restaurante?

—Sí —contestó sacando las llaves del auto.

—¿Qué tan lujoso es ese lugar?

—No tanto —bueno eso puede ser un poco mentira— y si lo preguntas para saber que ponerte, te digo desde ya que siempre te ves hermosa y vístete con lo que quieras, con lo que te sientas cómoda.

Rodeo el auto para abrirle la puerta a ella.

Y cuando lo hago antes de salir toma mi cara y me da un beso corto en los labios.

—Te amo, pero aún así me pondré algo acorde al lugar.

—También te amo, Be, tanto que creo que la palabra «amor» es muy poco para expresar lo que siento por ti.

Seremos felices ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora