A los pocos meses, un día Elizabet quedo dormida en mi cama mientras veíamos la tele y masajeaba sus pies. Era muy común que me dejara agarrar sus pies, ya que tenía 6 meses desde la primera vez que los agarré. Aún que no pasaba de un masaje y pequeños besos en sus dedos, siempre fantaseaba con poder lamerlos o chuparlos. Pero no era de su agrado:
Un día le pregunté entre bromas si me dejaría lamer su pie y ella molesta me dijo que no, ya que era de muy mal gusto y que era algo grotesco.
Al verla profundamente dormida me fui llevando su pie poco a poco a mi cara, comencé a olerlo con mucho cuidado y sin soportarlo mas comencé a lamerlos.
Pase mi lengua por toda su planta una y otra vez, después comencé a succionar todos sus pequeños dedos. Estaba muy excitado.
De pronto un una patada en mi cara termino con toda mi lujuria. Elizabet estaba despierta y molesta, no le había gustado lo que estaba haciendo. Me pregunto si estaba loco, se puso sus tenis y se fue a su casa.
Yo me había quedado sin palabras y apenado. Al día siguiente la vi en la universidad, seguía molesta y sin hablarme. Pasaron dos dias y recibí un mensaje de ella.
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Los grandiosos pies de Elizabeth
FantasyUna relato basado en una de mis mejores experiencias con los pies de mi mejor amiga de la universidad. Un simple juego me abrió las puertas a un hermoso mundo de placeres con los pies de Elizabet.