HARTO

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≤Ahora≥

‹Su voz era tan... Serena, cansada y en un tono bajo, como queriendo no molestar a nadie a la vez de no llamar la atención.›

«¿Qué te pasa?»

‹Interrogué con un tono de voz serio, pero en el fondo en realidad estaba sintiéndo pesar. Siempre había pasado eso. Los últimos 14 meses eran lo mismo, tan introvertido y preservado.›

«¿E-Eh? ¿De que hablas?»

«No te hagas el estúpido
algo te está pasando desde
hace más de un año. No
quieres decírmelo...
Ya, hazlo.»

«Ya te dije que no me
sucede absolutamente
nada, estoy bien aunque
con algunas jaquecas,
probablemente por la
universidad de mierda.»

‹Apreté las palmas de mis manos de sobre manera, una expresión irritada se implantaba sobre mi rostro. Volví a reprochar en contra de él.›

«¡Ya no más mentiras
estúpidas y sacadas de la
basura! Tienes trastornos
serios y probablemente más
de dos o tres.»

‹Cada vez mi paciencia y quietud se estaba perturbando por culpa en pensar en este miserable idiota... ¿Por qué me preocupa tanto? No debería ni prestarle atención pero mi conciencia ve algo en él que mis ojos despreocupados no logran fijar.›

«...»

‹No obtuve ninguna respuesta y eso es lo que me hizo explotar. Me levanté de la silla tan rápido que la misma se desplomó hacia atrás, golpeé la mesa con furia y aunque el no pudiera ver mi cara mostré una expresión cortante hacía la pantalla.›

«¡Eres un idiota miserable!»

«¡Creí que eres alguien
fuerte, pero solo eres un
estúpido cobarde de
mierda!»

«Hummm...»

‹Inhale y exhale de manera rápida y después me arrepentí de lo que había dicho, me tapé la boca para seguido mirar la pantalla con algo de desden, no dirigido a él sino al reflejo de mí en el vidrio de forma cuadrada.›

‹Miré el desastre que hice por unos muy pocos segundos, levanté mi silla y me volví a sentar al frente de la pantalla aun mirando mi reflejo con pesar. Respiré hondo y di mis siguientes palabras.›

«L-Lo siento... Aster.»

‹No escuche nada y me alarme, pensé que me había colgado por ser tan grosera, pero no, la llamada aun seguía ahí y eso no me calmo en lo mas mínimo. Esa pena se fue cuando escuche su cansada y bella voz.›

«No te disculpes, tienes
toda la razón y no voy
a negar nada de lo que
dijiste sobre mí.»

¡¡POR SUPUESTO QUE NO ESTAS SOLO!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora