I. Perdido

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Bitácora espacial, día #15

[Soy yo, Gary Goodspeed de nuevo. He estado intentando reparar la nave y es imposible, los circuitos y motores están destrozados por completo. Mis suministros de agua y comida están casi agotados.

Estoy perdido y temo jamás ser encontrado.]

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-¿H-Hola?

El astronauta de cabello rubio y ojos color zafiro creyó oír algo proveniente de lo frondozo del bosque en donde se encontraba. Seguía conmocionado por el abrupto accidente de hace unos días, su nave habia quedado completamente inútil al caer estrepitozamente en aquel planeta desconocido. Por suerte, se las había ingeniado para construir un pequeño campamento base para pasar sus días hasta conseguir ayuda.

-¡¿Q-Quién carajos anda ahí?!

Temía por su seguridad. Se levantó de donde estaba escribiendo en su bitácora, solia hacer esto desde que tenia memoria. Agradecía a los titanes el no haber perdido el hábito; estos trágicos días de desesperanza, el lapiz y papel, junto a sus pensamientos, habian resultado ser su única calma y compañía.

Volvió a escuchar aquel sonido entre los arbustos. El joven se puso en guardia, apuntando con el arma que siempre cargaba consigo a lo desconocido.

-No volveré a repetirlo... ¡Sal de una vez, quién sea que seas!

El humano vio como una figura encapuchada salió de la vegetación, dando un gran salto hacia su dirección. La figura le acorraló hacia un árbol cercano y, gracias a la daga de madera afilada que cargaba, quedó inmovilizado y amenazado con ser cortado por esta.

Temblaba de miedo, el rubio no tenía idea existieran formas de vida inteligentes en demás planetas, nadie de la Tierra tenía esa certeza.

Pensó que sería su final, era todo. Cientos de años luz había viajado solo para quedar varado en un planeta por una estúpida falla en la nave. Y ahora sería asesinado por esa extraña criatura, sin que nadie en la Tierra sepa de esto.

Cerró sus ojos cristalizados, esperando lo peor.

Sin embargo, al pasar los segundos y darse cuenta que nada ocurría, volvió a abrirlos lentamente y quedó fija su mirada en los penetrantes ojos amarillos del encapuchado que le miraban, amenazadora y, por alguna extraña razón, seductoramente.

-¿Qué... eres? -entrecortó sus palabras, aún con la mente en blanco.

No creyó que pudiera entenderle, pero aun así le preguntó expectante de respuesta.
En vez de palabras, recibió una acción.
La criatura se retiró la capucha negra que cubría su rostro, revelando su pelaje azul marino con franjas blancas, su nariz rosada y orejas puntiagudas. La semejanza a un felino era idéntica, a excepción de las proporciones humanas de su cuerpo musculoso.

-Eres... un alienígena -hizo una pausa y murmuró para si- muy apuesto...

El de apariencia felina arqueó una ceja, sin entender lo que provenía del extraño ser que habia encontrado mientras recolectaba frutos para si.

-No te haré daño -el humano agregó, manteniendo el contacto visual en todo momento- mira.

Soltó su arma al suelo bosquense. El alienígena siguió en su pose amenazadora de ataque.

¿Qué eres? | Garycato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora