15. ✭ นŋ ๖εรσ ɖε รεɢนŋɖศ ๖ศรε ✭

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Quedarse con su hyung, con el chico al que ama. ¡Vaya que aquello lo tomó por sorpresa! ¿Cuántas veces había fantaseado con ello? ¡Muchas! A decir verdad. Pero esta vez era real, él estaría en un lugar cerrado, entre cuatro paredes con el chico que ha amado desde niño. Con ese que hasta en sus más profundos ensueños se ha colado y que nunca en su corta vida permitirá dejarlo ir nuevamente de su lado.

Al verlo así, tan indefenso, como siempre que una tormenta se presentaba, era como revocar esas épocas cuando se refugiaban bajo las mantas, los tres en una cama, Jimin acariciaba su cabello castaño, mientras el azabache tomaba con fuerzas sus manos susurrando que él estaba a su lado acompañándolo. Solo que ahora no eran dos pequeños niños, eran dos adultos, novios y obviamente deseaba a su amado, así que tenerlo tan cerca mandaría su cordura a pique.

Aun con todos esos locos pensamientos, tomó aire aceptando la petición de su novio. TaeHyung le sonrió de manera automática aferrándose al cuerpo del menor como si fuese una extensión más del contrario cuando esté suelta tan lindas palabras―. H-hyung ―suspiro sintiéndose estúpido por los nervios repentinos y tartamudear como cuando era crio―, vayamos a la habitación, es tarde ―el rubio le miro con amor, dejando un leve besito en la mejilla de su noviecito, levantándose de su regazo y tomándolo de la mano para guiarlo al lugar.

―Vamos, ya que tengo sueño de nuevo ―Tae le volvió a sonreír. Juntos caminaron por un pasillo corto y medianamente amplio hasta llegar a una habitación con paredes color blanco hueso que contrastaban con unas de tonalidades lila, una gran cama doble estaba ubicada en la mitad de esta, cubierta con un edredón de color púrpura claro, una mesita de luz al costado derecho, el espaldar de la cama estaba acompañado con un mueble de madera con peluches, un estante con libros, un escritorio con una PC y uno que otro afiche de animales, esto era lo que apreciaban sus grandes ojos chocolates.

―Es muy bonita ―halaga el menor, mirando como el mayor se sonrojaba.

―No es para tanto ―respondió Tae algo tímido, ya que era él, su novio, por primera vez fuera de su hermano y amiga que eran los únicos que entraban en su lugar de privacidad―. Te prestaré algo de ropa para que estés más cómodo ―fue hasta el closet tomando sus pantalones de chándal más holgados que tenía, al igual que una camiseta básica de talla grande―, ¿llamarás a mi suegra? De seguro ha de estar preocupada, ¡avísale! ―indicó el rubio, diablos se sentía tan intimidado con la presencia del azabache, que olvidaba por completo que él era el mayor. Parecía un adolescente cometiendo una travesura. Que tonto, ¿no?

Kook asintió, tomando lo que el rubio le ofrecía, sin más fue directo al cuarto de baño que momentos antes fue señalado por el mayor. ¡Dios! Quería gritar emocionado, pasaría su primera noche con el amor de su vida. ¿Entonces por qué el nerviosismo? Con su espalda apoyada en la puerta tomó su celular marcando de manera rápida a su madre, la cual contesta de manera tranquila.

¿Ahora sí te casarás conmigo?¹ KTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora