A la distancia de una web cam

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Y volvimos después de tanto tiempo...

Disculpas a quienes lo esperaban y el tiempo, o la inspiración daban, espero que cumpla con las expectativas. Ahora sí, ¡A leer!

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El tráfico fue un dolor y el ajetreo hasta ahí fue insoportable, hay tanta gente amontonada que parecen una lata de sardinas por lo pegados que están.

En medio de la multitud, los murmullos son capaces de bloquear la concentración de cualquiera, especialmente la atención de un soldado con sentidos desarrollados como Stanley.

— No te la estas pasando bien— La opinión de su esposo sobraba— Por eso te dije que debíamos aceptar las entradas VIP que Gen nos dejó.

— Este es su trabajo, debe cobrar lo que corresponde por cada persona que asiste a su evento— declara Stanley, con los brazos cruzados para evitar ceder a la tentación de golpear gente.

— Si tu insistes— murmura el doctor Xeno, que encuentra en esta gama de personas toda una pizarra en blanco para jugar a quien es quien.

Stanley rueda los ojos al saber lo que le espera, adivinar que profesión tiene este o que problemas se ven en la postura o cara de los individuos, el juego favorito de Xeno después de la ciencia dura. Sinceramente no tiene ganas de lidiar con esto ahora.

— Segunda puerta al sur, quince pasos a la izquierda.

— ¿Disculpa?

— Sigue adelante, soldado.

Cuando menos lo espera, el intelectual hombre se ha agachado elegantemente y encontrado una abertura para colarse entre el montón, alejándose de Stanley quien lo ve estupefacto hasta que suelta una risa.

— ¿Un nuevo juego? ¡Muy bien!

Atravesando el ruido envolvente del gran salón, la adrenalina en las venas de Stanley se enciende, después de todo, es un hombre de acción en toda regla que no rechaza un desafío. En especial, cuando sabe que Xeno no va a dejársela fácil.

Toma su tiempo, pero alcanza a salir del tumulto burlando a los guardias de seguridad (En cuanto lo vea, va prevenir a Gen sobre la deficiencia de su personal), Stanley va donde Xeno le indico antes, mientras cruza múltiples puertas y ve a un montón de personas correr de un lado a otro, tras bastidores, cuando oye una voz familiar.

— ¡No dudes que estoy muy feliz! Estas aquí, después de todo.

— Eso no es técnicamente correcto.

— Tú me entiendes, Senku-chan. ¿Y bien? ¿Cómo te ha ido en Rusia?

— Si hablar de mis asuntos para desviar tu estrés te sirve, entonces diré que me va bien.

— No estoy estresado, te imaginas cosas.

— Ese maquillaje no es suficiente para que no me dé cuenta.

— ¡Que observador eres! Te fijas mucho en mi cara, eeh. ¿Te gusta?

— No ganaras cumplidos con esos trucos, mentalista.

Stanley se pegó a la pared, viendo de costado una puerta entreabierta.

Eran las voces de su hijo Gen y de su novio Senku, lo cual es una sorpresa porque previamente Xeno le había dicho que su alumno favorito viajo donde un socio para realizar trabajos relacionados con la gravedad. Cosas de genios.

— Oye, Senku-chan.

— Dime.

— Realmente quiero que estés aquí— confiesa con una dulzura que Stanley no le oyó usar jamás, ni siquiera con los niños de prescolar que suelen aparecer como sus fans— Presumir victorias y consolarse en el fracaso es lo normal entre las parejas, ¿no?

Te apruebo como yernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora